En mis 25 años de trabajo como asesora de marca personal y corporativa he escuchado una frase frecuentemente usada por mis colegas (al igual que mi persona) en las áreas de comunicación, publicidad, o imagen pública… Me refiero a la invocación contundente de «todo comunica». ¿Tendrán que ver estas palabras con la idea aceptada que la gente tiene de que a la hora de comunicarse con los demás (ya sea con su familia, pareja o colegas y con todos sus públicos de interés) se espera que haya sinceridad y transparencia en la otra persona, de tal forma que haya armonía o integración entre lo que hace, dice y piensa (los valores o principios que dice creer)?
Mi profesor de la clase de maestría: Antropología para Inconformes, plantea lo siguiente: «En los albores de la filosofía, encontramos unas sentencias atribuidas a un presocrático en las que se expone que ‘debe decirse la verdad en lugar de hablar demasiado’, que ‘muchos son los eruditos que carecen de inteligencia’ y que ‘falsos e hipócritas son los que todo lo hacen con palabras, pero nada de hecho’. La conexión con el legado socrático de estas sentencias, en abierta controversia con las opiniones sofísticas, parece clara. Jamás hemos dispuesto de tantos medios como ahora para comunicarnos, pero ¿cómo saber cuál es mejor? ¿qué decir en ellos? ¿qué vínculos median entre los lenguajes y el pensar, y con lo real y, por tanto, con la verdad? ¿qué comunicar? ¿toda comunicación está en la misma escala de valores?»
Se hace necesario, pues, reinventar la forma en que nos comunicamos, ya sea verbal o no verbal, pero principalmente con este último tipo de lenguaje, que de forma moderna le llamamos la marca personal. Efectivamente, mi propuesta es que ahora, en la época de la trasformación digital y de la imagen, se hace necesario más que nunca reinventar la marca personal para proyectar autoridad y confianza, ya sea que trabaje en una organización, empresa o se quiera presentar una idea, lo ideal es conocer los fundamentos de Marketing verdadero aplicados a la marca personal en orden a que funcione para dar una buena primera impresión en cada cita importante, independientemente sea de origen personal o laboral.
Andrés Pérez, un español y colega de los más respetados, pionero del tema de Marca Personal, con enfoque humanista, señala que, desde la comunicación mercadológica, el posicionamiento de marcas en las organizaciones lo que se está diciendo es que el objetivo con los públicos de interés (stakeholders y el mercado) es que se establezca una conexión mental determinada con su producto o servicio. Eso mismo es lo que la marca personal o reputación puede conseguir con los individuos. Su propósito es el de ayudar a los profesionales a ocupar un lugar preferente en la mente de los demás. La marca personal o reputación pretende conseguir identificar y comunicar aquello que hace valioso a la persona, además de útil y fiable para que ser percibido como alguien digno de confianza, un profesional con quien merece la pena estar o trabajar y con quien se haría equipo para lograr metas y propósitos.
«El objetivo final de una marca, personal o comercial, es exactamente que consideren que eres la mejor opción y que finalmente te elijan… Tener una marca personal bien situada y valorada aumenta las posibilidades de éxito en situaciones en las que debes ser escogido entre varias opciones. Es aplicable, por ejemplo, en una entrevista de trabajo, en una evaluación anual o incluso en situaciones más personales como la de ser el amigo con quien todos quieren estar o convertirte en la persona a la que hay que conocer».
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 26 de marzo de 2023