Reciente gol del Papa Francisco favorece mayor inclusión y participación de las mujeres

«Estoy abierto a darles una oportunidad (a las mujeres)», dijo el Santo Padre una entrevista exclusiva que tuvo con Reuters el pasado 2 de julio, lanzando la frase como un gol certero en el camino hacia la inclusión y participación de mayor cantidad de mujeres refiriéndose a los recientes nombramientos para puestos de autoridad en los niveles donde se toman decisiones de alto nivel. Efectivamente, el Papa Francisco compartió que «dos mujeres serán nombradas por primera vez en el comité para elegir los obispos en la Congregación para los Obispos» en la Iglesia Católica. Mencionó además que estas acciones se suman al nombramiento de una mujer para el puesto número dos en la gobernación de la Ciudad del Vaticano, convirtiendo a la hermana Raffaella Petrini en la mujer con el rango más alto en el Estado más pequeño del mundo.

Al leer la noticia, recordé que la famosa y exitosa idea de la «cajita feliz» de los restaurantes McDonald’s fue una innovación «pequeña» de una mujer, ama de casa y madre guatemalteca hace muchos años. Pienso entonces que es necesario activar lo antes posible el capital femenino guardado e invisible en todos los sectores y organizaciones de la sociedad que podemos despertar y alentar a participar: en El Salvador, según el último Censo de Población y Vivienda con datos de 2021, la población femenina es el 53.21 %, es decir, 3,468,951, del total, 6,518,500. ¿Cuántos cambios pueden venir si todas dan ideas?

Me parece que podemos animar a que todos los líderes, ya sean hombres o mujeres, se animen a nombrar mayor cantidad de mujeres en puestos estratégicos en las instancias públicas, gremiales empresariales, academia, comunidades, alcaldías, organismos internacionales, al igual que lo ha hecho el Papa Francisco, para acortar el tiempo para lograr la equidad entre las dos manifestaciones de una misma humanidad con la riqueza que aportan las dos versiones diferentes, pero con igual dignidad.

Esto abonaría al logro global para cumplir los OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE, ODES 2030, en especial el número cinco sobre equidad entre ambos géneros, al contribuir a crear las condiciones culturales y sociales para que ninguna mujer se sienta obligada a imitar a los varones para obtener un trabajo, conservarlo o progresar en él. Igualmente, se han de dar los presupuestos para que ninguna se vea forzada a ocultar su condición de madre, o a fingir que esta circunstancia es irrelevante para su vida laboral o profesional. Estos objetivos se pueden alcanzar más efectivamente si se instala como marco conceptual en las organizaciones una cultura que facilite la corresponsabilidad, cooperación y complementariedad entre hombres y mujeres.

En esta línea de esfuerzos tanto de los líderes globales como del Papa Francisco, pudimos participar en una reunión virtual organizada recientemente por el OBSERVATORIO MUNDIAL DE MUJERES, OMM, gracias a mis amigas Silvia y Mayu a quienes admiro mucho, para aprender de los esfuerzos que se hacen en el campo de la participación y disminución de la exclusión en AMÉRICA LATINA. El evento es parte de la misión de dicha instancia de «dar mayor visibilidad a las mujeres en especial a las más vulnerables, que parecen invisibles, tanto en cuanto a sus sufrimientos como a sus potencialidades a fin de inspirar y generar estrategias pastorales por parte de la Iglesia, sinergias por parte de las ONG de la sociedad civil, políticas públicas por parte de los Estados y aportes a la agenda internacional que favorezcan el desarrollo humano integral de las mujeres y el de sus familias, comunidades y pueblos».

La organización responsable detrás de OMM es la Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) fue fundada en 1910, que representa a casi 100 organizaciones a nivel global, en más de 50 países en todos los continentes, representando más de 8 millones de mujeres católicas en todas las etapas de la vida. «El objetivo de la UMOFC es promover la presencia, participación y corresponsabilidad de las mujeres católicas en la sociedad y en la Iglesia, para que puedan cumplir con su misión evangelizadora y trabajar por el desarrollo humano». UMOFC – Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas Católicas.

Comparto las 4 propuestas con que contribuyó El Salvador:

1. Ampliar la formación en liderazgo femenino hacia competencias de dirección y mando en puestos de autoridad y poder.

2. Fortalecer una cultura de Corresponsabilidad, Complementariedad y Cooperación entre hombres y mujeres, en la sociedad y la Iglesia, para construir nuevas formas de relacionarse en matrimonio, la familia, la empresa, la política.

3. Promover los nuevos modelos de trabajo flexible surgidos tras la pandemia que han facilitado el BALANCE DE VIDA, TRABAJO Y FAMILIA a la vez que mayor productividad en los negocios.

4. PROGRAMAS DE FORMACIÓN Y CRECIMIENTO EN RESILIENCIA, BIENESTAR Y SALUD EMOCIONAL para jóvenes, hombres y en especial para las mujeres, ya que tras la apertura económica de la Nueva Normalidad se están viendo los estragos tras el encierro por la pandemia.

Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 18 de diciembre de 2022

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