Una copa global que deje huella virtual y presencial

En el marco del inicio del Mundial de Catar 2022 parecería adecuado recordar el milagro ocurrido en Sudáfrica durante la final de un campeonato importante, cuando eran una sociedad dividida y en la cual el entonces presidente Nelson Mandela consiguió que negros y blancos encontraran en un deporte (el rugby) un punto de unión para superar el pasado lleno de odio y violencia que sufría ese país africano, afrontando la construcción de un nuevo proyecto social… Todo inició cuando el mandatario visitó Barcelona en 1992 con motivo de los Juegos Olímpicos dándose cuenta de la importancia del deporte en la sociedad y de cómo a través de este podría penetrar en toda la gente, independientemente de su estrato social. Nelson Mandela se propuso buscar lograr lo mismo con las competencias mundiales de rugby…

Y se logró el milagro el 24 de junio de 1995 en el estadio Ellis Park de Johannesburgo… Cuentan las crónicas que hacía mucho calor a pesar de que las sombras del atardecer habían cubierto el terreno de juego: Los jugadores lo estaban dando todo… Querían ser campeones del mundo. Fue entonces cuando Joel Stransky, el capitán con el número 10 en la espalda, agarró el balón con decisión y lo pateó con fuerza consiguiendo el «drop» definitivo que proclamaría campeones mundiales a los Springboks, la selección nacional… La alegría se desbordó por toda la nación, superando la nefasta política del «apartheid», (segregación racial), que recién había derogado por ser discriminatoria. Mandela había buscado y encontrado (en el juego) una ocasión para movilizar a su patria hasta convertirse en un hogar abierto para todos… Las imágenes que se vieron ese día en Sudáfrica le dieron la razón a este líder. Personas que nunca habían celebrado una victoria de los Springboks salieron a la calle a gritar de alegría y aficionados blancos ondearon por las calles de las ciudades sudafricanas la bandera constitucional sudafricana.

Pienso que ahora también los líderes empresariales, sociales, comunitarios, pueden junto a los dirigentes políticos y los que están al frente de los medios de comunicación tradicional o digitales, tomar ejemplo de personajes como el presidente Mandela por la manera en que ha ejercido su liderazgo impactando positivamente el entorno. Comparto tres claves inspiradas en el branding personal de Mandela para ejercer un impacto positivo tanto en las redes como de forma presencial:

1. Había desarrollado la habilidad de empatizar. Lo cual requiere saber escuchar activamente las inquietudes del interlocutor para acoger los puntos en común permitiendo conectar. Nelson Mandela llevó a cabo actos reales que mostraban su deseo de establecer puentes, como invitar a sus carceleros a la toma de posesión como mandatario la primera vez. 2. Tenía inmensa paciencia. Esto implicaba tener tolerancia y comprensión con los errores ajenos. 3. Poseía una grandiosa capacidad de perdonar. La capacidad de perdón se refiere a tener la firme convicción de que, en cada individuo, detrás de todo el mal, hay un ser humano con altísima dignidad igual a mí, capaz de transformase y cambiar. Si no perdonamos, puede ser que caigamos en el peligro de tomarnos demasiado en serio, exigiendo demasiado de los que nos rodean. «Tomar a un hombre perfectamente en serio significa destruirle», advierte el filósofo Robert Spaemann. Todos somos débiles y fallamos con frecuencia. «El perdón comienza cuando, gracias a una fuerza nueva, una persona rechaza todo tipo de venganza. Quien sabe perdonar evita hablar desde sus experiencias dolorosas, evita juzgar y desvalorizar; está dispuesto a escuchar con un corazón abierto. El secreto consiste en no identificar al agresor con su obra» (Dra. Jutta Burggraf). Para perdonar, hay que separarnos de algún modo del agresor, aunque sea solo interiormente. Mientras el cuchillo está en la herida, la herida nunca se cerrará. Hace falta retirar el cuchillo, adquirir distancia del otro; solo entonces podemos ver su rostro humano para perdonar.

Me gustaría que el Mundial de Fútbol 2022 permitiera que entre las naciones se vuelva a recuperar la concordia global gracias al esfuerzo de cada uno, tanto de los fanáticos como de los líderes, por tratar de buscar en la humanidad lo que nos une y no lo que nos separa.

Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 20 de noviembre de 2022

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