Liderazgo «WAZE», parte 1

Haciendo una similitud con los consejos de una amiga psicóloga para construir una personalidad sensata y reflexiva, a través de seguir los pasos de la aplicación «WAZE» para alcanzar nuestros sueños, me gustaría proponer adquirir un «Liderazgo WAZE» para desarrollar las habilidades blandas (sociales y de comunicación) que se requieren ahora para dirigir equipos talentosos para navegar mejor los cambios hacia la transformación digital acelerados en la «nueva normalidad».

El proceso de WAZE para encontrar la ruta con menos tráfico es sencillo: la aplicación que se baja gratis al teléfono pide información sobre dónde estamos parados (ubicación inicial) y luego pide introducción datos sobre hacia qué lugar se quiere llegar (destino final). A continuación, la aplicación WAZE muestra uno o varios caminos para manejar el automóvil (o caminando), que nos llevarán rápido evitando embotellamiento por tráfico (si son horas pico), señalando posibles obstáculos, paradas de policías, choques, etcétera) y dando alternativas de cambio de ruta a medio camino reiniciando la ruta (reset).

La página web de WAZE describe la misión, visión y valores de sus fundadores que los motivaron desde el inicio y los siguen haciendo, describiéndolos en el apartado «Acerca de nosotros«, en que señalan: «Sabíamos que había alguna manera de hacer que lidiar con el tráfico no fuese tan molesto». Explican también allí sus orígenes: «En 2009, creamos una app de navegación de colaboración abierta que facilita la posibilidad de evitar saltos y sobresaltos en la ruta. ¿Cómo? Trabajando en equipo».

Si aplicamos este proceso a la acción de mandar o dirigir una organización, se puede entonces describir que un líder confiable o sensato es aquel que, después de establecer claramente su meta de llegada (destino a donde quiere), primero analiza la situación real y verdadera en que se encuentra en la actualidad, para luego aceptarla con valentía, con lo que seguidamente podrá establecer los distintos escenarios de ruta y elegir con libertad la mejor alternativa para conseguir exitosamente los objetivos de la empresa y los colaboradores (y sus familias).

Esta manera de proceder a la hora de ejercer su liderazgo estaría en consonancia con un estilo positivo de mando asociado a las «personas vitamina», descrito por la siquiatra Dra. Marian Rojas Estape, quien señala como gente vitamina:

1. Que se esfuerzan por tener una mirada positiva, optimista y agradecida.

2. Se automotivan a sí mismos.

3. Proyectan una imagen confiable, amable, optimista y resiliente.

4. La persona o líder vitamina proyecta una imagen amable.

5. Están convencidos de que la felicidad implica enfocarse en el vaso medio lleno y no vacío.

6. Se esfuerzan por encontrar el mejor lado de las situaciones y de las personas y no el malo.

7. El liderazgo vitamina se consigue a través de educar las emociones. Consiste en educar los deseos. 7. Buscan servir a la gente en vez de servirse de los demás.

8. Son solidarios.

9. Se alegran y celebran los triunfos de todos, incluso más que los mismos protagonistas.

10. Se automotivan por razones trascendentes (valores más allá de los propios). Les interesa dejar un legado.

Me parece que similares ideas subyacen en la síntesis que sobre los rasgos del líder empresarial ha realizado el profesor Juan Fernando Selles de los puntos a tener cuenta por parte de los líderes en la actualidad según Leonardo Polo:

1º Ser consciente de que manda a personas. De ellas conviene saber que todas guardan unas afinidades manifestativas comunes al género humano, pero que cada una de ellas es distinta, novedosa, irrepetible e irreductible… Es pertinente ahondar en conocer a cada persona tal como es para saber comunicarse.

2º Ocuparse de formar equipo, es decir, buenos colaboradores, a fin de evitar el gobierno en solitario.

3º Buscar competentes sucesores en el cargo de gobierno, a los cuales hay que formar con tiempo, con calidad y constancia.

4º Formar a los colaboradores, no solo en lo técnico sino en las diferentes dimensiones: la racional (en hábitos intelectuales), la volitiva (en virtudes) y la práctica (en el saber hacer).

5º Acrecentar las virtudes en sí y en los demás, en especial: responsabilidad, prudencia, justicia, fortaleza, templanza y veracidad. La corona de todas ellas es la amistad.

6º Trazarse unos objetivos realizables: grandes ideales a largo plazo.

7º Cuidar que la acción de gobierno tenga de modo apropiado estos elementos: el fin, el motivo, el hacer y el conocer.

8º Considerar el dinero como trabajo en potencia.

9º Servir al bien común, que consiste sobre todo en hacer que las personas crezcan humanamente a través de su trabajo y consecución de metas.

Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 10 de abril de 2022

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