Leo actualmente un libro sobre el emperador romano Constantino I y me impresiona la claridad de una de sus reglas para tomar decisiones: «Elegir entre hacer lo que es justo y lo que es fácil».
Este principio heredado de su padre, Constancio, un general de alto rango que ejerció como César (Hispania, Galia y Britania / Tréveris y York), Augusto y luego emperador de Occidente durante la Tetrarquía Imperial, se suma a la formación rigurosa que recibió junto a la mentoría de Lactario y la brillante capacidad de gobierno del emperador Diocleciano, quien pulió el excelente carácter de mando de Constantino el Grande, un bastardo de Naissus (actual Nis, Yugoslavia).
Mandar es semejante a ordenar. Pero esta palabra tiene varios significados, entre ellos, el de saber emitir órdenes que serán obedecidas… Continuando con la serie que he venido compartiendo sobre las competencias de liderazgo empresarial, ahora trataremos el ítem 7, que explica la necesidad de saber gobernar a otros de tal forma que quieran obedecer con iniciativa propia.
A esta manera sensata de ser un líder integral hace referencia el listado completo que he venido comentando sobre las 9 dimensiones del directivo que ha recopilado el profesor Juan Fernando Selles. Las presenta como en una síntesis de los escritos del Dr. Leonardo Polo, dirigido a quienes quieren gobernar con pasión:
1. Las personas primero.
2. Sin equipo, no hay líder.
3. Saber pasar la posta (los sucesores).
4. Ser líder es ser maestro.
5. Seis palabras mágicas (virtudes, responsabilidad, prudencia, justicia, fortaleza, templanza y veracidad).
6. Rumbo a la meta (objetivos).
7. Aprender a gobernar.
8. Resultados a la vista (el dinero es trabajo en potencia).
9. El objetivo es que ganemos todos (bien común)».
Documento: «Nueve puntos centrales que el directivo debe tener en cuenta, según Leonardo Polo«, de mi profesor de antropología trascendente del máster, Dr. Juan Fernando Selles, U. de Navarra, España.
El que manda ordena hacer a agentes libres emitiéndoles órdenes. «Mandar significa establecer un orden, coordinar, armonizar varios elementos… Al coordinar los elementos que entran en la coordinación, resultan beneficiados todos. Si no es así, si algo de lo que se pone en marcha o algo que tiene que ver con la actividad que se impulsa es perjudicado por esa actividad, entonces esa actividad no es ordenada y eso es justamente lo que se llama efecto perverso… Actualmente las disfunciones o efectos secundarios que origina el mando son abundantes (problemas de salud humana física y psíquica, problemas ecológicos, etcétera)… Si no sabemos con seguridad qué va a suceder con nuestras acciones, ante la duda, es mejor no actuar».
«Una orden de mando es, ante todo, un acto racional. Por eso debe estar bien pensada y dirigirse a los demás de modo que pueda ser bien entendida… No se sabe mandar si lo que se dice no es realizable y si no es entendida, carece de eficacia… Las órdenes no suelen cumplirse tal como son emitidas. Siempre hay una diferencia, primero, entre el contenido de la orden tal como es pensada de antemano y lo logrado comunicar por parte del que emite una orden; y segundo, entre el modo cómo esa orden es emitida y cómo es aceptada y ejecutada. Hay que tener mucha paciencia para que las verdades manifestadas sean vitalmente asumidas… Cuando a una persona se le manda hacer algo y sale algo más de lo que se mandó, entonces es señal de que la orden estaba bien dada y que el ejecutor de la orden era apto para realizarla».
«Cuanto más libre es el líder o directivo, con más contenido son sus órdenes. Asimismo, cuanto más libres son los trabajadores, más iniciativa personal ponen en su cumplimiento. Se comprende, pues, que los padres que son tiranos tengan hijos pusilánimes; que la educación que inhibe la investigación sea lenta y recesiva; que los gobiernos dictatoriales imposibiliten la iniciativa privada; que un mercado gubernamentalmente dirigido conlleve poca oferta, etcétera. En suma, un sistema de mando unilateral es un sistema de mando dirigido a esclavos y, por lo tanto, es absolutamente incapaz de competir».
Así como la acción de gobernar es libre, también lo es la de obedecer. Y, por serlo, es inteligente, pues una libertad sin conocimiento no es tal… Saber mandar implica saber obedecer. El emperador Constantino acató las leyes injustas de perseguir inocentes por parte del emperador Diocleciano, pero las aplicó con prudencia, sin perseguir a nadie.
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 20 de febrero de 2022