Hay un refrán que pone: «no hay viento favorable para el barco que no sabe a dónde va». De Séneca, filósofo, político, orador y escritor romano, 4-65, a. C. La moraleja es que si alguien no tiene claro a dónde quiere llegar, difícilmente podrá elegir con libertad el camino a tomar. Aplicado a la acción ejecutiva, si un dirigente no sabe claramente qué objetivos quiere conseguir, toda información o comunicación que busque construir o recibir de su equipo será inútil.
Continuando con la serie que he venido compartiendo sobre las competencias de liderazgo empresarial, ahora trataremos el ítem 6 que explica la necesidad de contar con dirigentes que sepan verdaderamente cuál es el fin de su negocio (misión, visión, valores), para poder elegir los mejores medios para conseguirlo.
A esta manera sensata de ser un líder integral hace referencia el listado completo que he venido comentando sobre las 9 dimensiones del directivo que ha recopilado el profesor Juan Fernando Selles. Las presenta como en una síntesis de los escritos del Dr. Leonardo Polo, dirigido a quienes quieren gobernar con pasión:
1. Las personas primero.
2. Sin equipo, no hay líder.
3. Saber pasar la posta (los sucesores).
4. Ser líder es ser maestro.
5. Seis palabras mágicas (virtudes, responsabilidad, prudencia, justicia, fortaleza, templanza y veracidad).
6. Rumbo a la meta (objetivos).
7. Aprender a gobernar.
8. Resultados a la vista (el dinero es trabajo en potencia).
9. El objetivo es que ganemos todos (bien común)». Del documento: «Nueve puntos centrales que el directivo debe tener en cuenta, según Leonardo Polo«, de mi profesor de antropología trascendente del máster, Dr. Juan Fernando Selles, Universidad de Navarra, España.
El ser humano es emprendedor por naturaleza porque se proyecta al futuro, dice Polo, soñando hacia a dónde quiere llegar en cualquier orden de cosas: la familia, una obra social, una empresa económica, «que tiene una producción de cara a un mercado, que es regulativo, que representa una suma de necesidades humanas a las que se responde con una producción…». Para ello tiene que establecer objetivos claros que sean factibles, medibles y asignables de recursos disponibles para conseguirlos. En especial, se ha de contar con un equipo de personas capaces para llevar a cabo los objetivos, incluyendo considerar darles la formación y capacitación adecuada si no la tienen.
Solo cuando un líder tiene sus propósitos definidos y asumidos de corazón podrá aglutinar a la gente alrededor de un proyecto hasta el final. La palabra objetivo «se opone a subjetivo.
El directivo debe convocar a los demás para conseguir el objetivo común, no para que se adhieran a su persona o criterio; debe mirar hacia el futuro más que hacia sí mismo, pues su tarea es proyectiva, no subjetiva. Si su mirada es individualista, no descubre alternativas. Sin alternativas, se reduce la actividad. La permanencia en esta situación acarrea la ruina.
Al descubrir alternativas se abre la posibilidad de innovación, y eso indica madurez, pues lo propio de la edad infantil es la imitación, la repetición. Pararse frecuentemente para reflexionar el plan estratégico con el equipo en orden a evaluar si se va en buen camino hacia lograr los objetivos es imprescindible para ejercer un liderazgo efectivo. En otras palabras, no hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige». Arthur Schopenhauer, filósofo alemán, 1788-1860.
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 13 de febrero 2022