Sigo comentando los nueve puntos para responder a la pregunta: ¿qué debe tener sobre todo en cuenta un verdadero líder para dirigir con excelencia? Mi profesor de antropología trascendente las resume en 9 apartados:
1. Las personas primero.
2. Sin equipo, no hay líder.
3. Saber pasar la posta.
4. Ser líder es ser maestro.
5. Seis palabras mágicas (virtudes).
6. Rumbo a la meta.
7. Aprender a gobernar.
8. Resultados a la vista.
9. El objetivo es que ganemos todos.
Fuente: «Nueve puntos centrales que el directivo», Dr. Juan Fernando Selles, Universidad de Navarra, España.
Reproduzco las ideas de Leonardo Polo sobre el punto 2 de cómo mandar bien un equipo. «Solo se puede competir… si tiene unos colaboradores de alto nivel. Por eso… nunca se manda en solitario. No es pertinente que los trabajadores estén aislados entre sí y respecto de los directivos… Lo mejor es que se forme un equipo entre todos, como en las competiciones deportivas. De lo contrario, no hay integración empresarial. La empresa es una reunión de personas que buscan alcanzar objetivos humanos comunes: grandes objetivos a largo plazo… La empresa no está tan unida, obviamente, como la familia, donde el vínculo es el amor personal, y en la que se quiere a cada uno por ser quien es. Pero está mucho más unida que la sociedad, los poderes políticos, etc.».
«Líder no es el directivo que camina espontáneamente delante de los demás, sino el que es capaz de convencer a los demás de que la solución que propone es la mejor, no solo la más fundamentada racionalmente, sino la más humana. El líder, cuando sabe que una propuesta no es buena, estudia el problema con los demás, hasta que alguien descubra una buena salida. Es líder el que sabe que, de no hallar la solución adecuada, es mejor no actuar…».
«El principio de un gobierno virtuoso y no vicioso es justamente el gobierno colegial. No conviene tomar decisiones en solitario… Así no se puede ser líder. El líder es un sistema… El líder nunca es una persona. Nadie es suficiente él solo para dirigir de acuerdo con las virtudes de la fortaleza y de la templanza, pues eso no es posible. Tanta más colaboración hay en una empresa cuanto más se delegan responsabilidades y tareas… Los directivos que no saben delegar sólo funcionan en épocas tranquilas, pues sin conferir competencias, no se puede trabajar en equipo. Hay más unidad cuanta menos rigidez (ausencia de flexibilidad)…».
«Algunos directivos suponen que los demás se han comprometido a estar de acuerdo con su opinión, pero proceder así anula la capacidad creativa de los colaboradores. Cualesquiera que sean las relaciones de subordinación, si el trabajo de uno depende de que otros trabajen, hay que hablar de colaboración. Si una persona no puede hacer una cosa sin contar con la otra, esa otra es un colaborador suyo, aunque sea un subordinado. Darse cuenta de ello conduce a pedir al subordinado que no sea pasivo, pues de serlo, la comunicación es servilismo, y como se aporta menos, las personas y la empresa crecen escasamente. Si quien dirige promueve a los colaboradores, estos hacen las cosas con libertad y, por tanto, con responsabilidad, y entonces, se produce más y mejor».
«Para delegar, primero hay que mejorar el nivel de los colaboradores (sin colaboradores competentes se incrementan los costes de coordinación). En segundo lugar, hay que formar a los trabajadores (tanto el despotismo como el paternalismo son un insulto a la inteligencia de los trabajadores, en rigor, a su índole personal)… Con la comunicación quien manda aprende y está en condiciones de obedecer a quienes ofrecen las soluciones mejores. Por eso, mandar y obedecer son correlativos, de modo que solo sabe mandar quien sabe obedecer, y a la inversa…».
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 28 de noviembre de 2021