Trabajos decentes y familias fuertes previenen migración

El 3 de noviembre se llevó a cabo una marcha a favor de la familia. Muchos fuimos porque queremos que el Estado ponga como centro de su funcionamiento el bienestar integral de las familias salvadoreñas, en sintonía con lo que establece la Constitución de la República de El Salvador y en el Código de Familia.

Esto, además, va en línea con la declaración de los derechos humanos de Naciones Unidas en su artículo 16, que dice que la familia es el fundamento de la sociedad, debiendo por ello ser protegida, tanto por la sociedad como por el Estado. Pienso que esta meta se logra si se cuenta con oportunidades de trabajo, casa digna y cuando cada hogar se constituye en el lugar idóneo y educativo del desarrollo pleno de sus integrantes.

Acompañar a las familias a ser mejores y a constituirse en comunidades de amor está implícito en el concepto de «trabajo decente» acuñado desde 1999 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el cual implica cual una exhortación a eliminar todo tipo de discriminación, en particular las relativas a la igualdad de oportunidad entre hombres y mujeres.

Este alineamiento de la familia y el trabajo decente se manifiesta en la adscripción de los convenios de la OIT relativos a los derechos laborales, tales como el Convenio N.º 100 sobre igualdad de remuneraciones (1951), que postula que las mujeres tienen derecho a percibir el mismo salario que los hombres cuando realizan un trabajo del mismo valor; el Convenio N.º 111 sobre la discriminación en el empleo y la ocupación (1958), adoptado por la OIT, señala que ninguna persona puede ser discriminada por motivos de raza, color, sexo, ideas políticas, creencias religiosas y condición social; el Convenio N.º 156 sobre los trabajadores con responsabilidades familiares (1981), que reafirma el derecho a protección especial y a no ser segregados en el empleo y la ocupación por esta condición; el Convenio N.º 183 sobre la protección de la maternidad (2000), revisa y actualiza el Convenio 103 para la protección de la maternidad, con el objetivo de seguir promoviendo la igualdad femenina en la fuerza de trabajo, así como la salud y la seguridad de la madre, sus hijos e hijas.

Si estas condiciones se dan, estaríamos trabajando en la prevención de la migración. La verdad es que duele profundamente ver el drama que se va ocasionando en la vida de quienes van en la #caravanamigrante … ¿Qué podemos hacer para evitar las crisis de migración masiva hacia el logro del sueño americano?

Creo que existe una oportunidad de hacer «equipo nacional común» para propiciar en El Salvador acciones concretas para crear empleos y fortalecer la familia. Estado, sociedad y sector privado pueden prevenir la emigración fortaleciendo la flexibilidad laboral y fomentando una cultura del cuidado, que les dará tiempo para atender a los hijos e hijas, en especial cuando están pequeños (primera infancia); estableciendo más y mejores guarderías; promoviendo políticas públicas laborales que faciliten la armonía entre familia y trabajo.

Cuando un papá y una mamá tienen el apoyo corporativo y del Estado para ejercer su papel educativo, los hijos reciben una formación del carácter que les permite contar con habilidades para el empleo y conocimientos integrales para llevar una sexualidad y afectividad sana, adonde los progenitores han sido el canal idóneo para entregarles herramientas éticas a los niños que les permitan cuidar su cuerpo, defenderse de acosos y respetar su propia dignidad.

Columna de opinión, La Prensa Gráfica, 4 de noviembre de 2018

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