«La pandemia nos ha hecho menos empáticos, más desconfiados, y egoístas», asegura la doctora Marian Rojas Estape, psiquiatra y escritora reconocida. Desde hace meses circulan alertas globales sobre el cuidado de la salud emocional debido a que, por el encierro tras la pandemia, la salud mental a nivel mundial se ha deteriorado. Lo señalan organismos especializados como la OMS y los doctores nacionales e internacionales de prestigio: nos encontramos con mucha gente herida, sufriendo por quebrantos de salud, la pérdida de seres queridos debido a las mutaciones del covid-19 y por la pérdida sus trabajos.
El momento actual genera incertidumbre debido a los nuevos repuntes en la crisis sanitaria y los altibajos en la economía, llevando a desarrollar desequilibrios emocionales en las personas de toda edad y condición social: ansiedad, miedo, temor y la anticipación negativa. De acuerdo con los expertos en neurociencia, los pensamientos y sentimientos alteran tanto nuestro ser interior (la mente) como nuestro organismo físico. Según la Universidad de Harvard, del 60 % al 80 % de las enfermedades que padecemos tiene relación directa con las emociones tóxicas.
De acuerdo con expertos, la mente no distingue realidad de ficción, por tanto, cualquier pensamiento que nos aturda, nos obsesione, tiene un reflejo en el cuerpo. En especial los pensamientos negativos como ira, rabia, frustración, desesperanza alteran el riego sanguíneo en el centro del optimismo del cerebro (la corteza prefrontal izquierda). De allí la frase que ya intuían los primeros médicos de Occidente, de los griegos: «Mente sana en cuerpo sano«.
¿Lograremos vencer la pandemia para luego encauzarnos verdaderamente hacia la recuperación?
A pesar de que la situación actual es grave y seria, siendo optimista y realista, pienso que podremos: Así que «no te rindas».
Con esta última frase, que titula esta columna, me refiero a la capacidad que tiene cada cual de crecerse ante las adversidades. Proviene de lo que, en el Reino Unido, los ingleses llaman «long term vision» (visión larga de la jugada de la vida). Uno de los famosos que han usado esta expresión motivadora de forma contundente y exitosa ha sido Winston Churchill (el gran estadista inglés que lideró exitosamente Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial).
No podemos rendirnos sino luchar por delante, tratando de sacar la mejor versión de nosotros mismos. El reto es aprovechar las dificultades para reflexionar profundamente dando un sentido espiritual a la vida para conseguir una personalidad más balanceada, madura y, por lo tanto, feliz.
El psiquiatra doctor Enrique Rojas Estape, escritor famoso y una voz experta en bienestar emocional, explica: «La felicidad consiste en tener un proyecto de vida coherente y realista, y llevarlo a la práctica con ilusión, pero no deben ser otros los que nos digan cuál es ese proyecto. Es algo que tenemos que decidir nosotros sin dejarnos influenciar por famosos o amigos. Para alcanzarla hay que tener una voluntad de hierro, ser firme en esa decisión y aprender a tener una visión positiva… Hay dos tipos de felicidad: la absoluta, que no existe y es una utopía, y lo que yo llamo la felicidad relativa: una vida lograda. La vida lograda significa estar contento con uno mismo al comprobar que esos cuatro argumentos a los que me refería antes (amor, trabajo, cultura y amistad) están relativamente bien desarrollados… La felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria«.
Columna de opinión, La Prensa Gráfica, 29 de agosto de 2021