Después del encierro tras la pandemia del covid-19 y la vuelta a trabajar y estudiar, la gente está revisando cambiar su imagen personal y la forma de relacionarse con los demás, así como experimentando con las nuevas formas de convivir en el trabajo y de relacionarse en las reuniones sociales. Así mismo, poco a poco se están retomando los eventos familiares y entre amigos, tales como cumpleaños, celebraciones religiosas, casamientos y aniversarios de todo tipo, encontrándose con la nueva etiqueta y los cambios en la forma de vestirse tras haber pasado en ropa cómoda por haber estado trabajando a distancia una larga temporada desde el propio hogar, lo que está obligando a reinventarse.
Para poder elegir la nueva etiqueta e imagen tras la crisis sanitaria global, conviene recordar que las personas se desempeñan en dos ámbitos independientemente las circunstancias: su ocupación laboral y su vida familiar en casa. Ambos fueron valorados de manera diferente por el encierro, llegando a apreciar las tareas del cuidado, la libertad para elegir, el tiempo, la fe y la salud, como pilares del bienestar de la población, por lo tanto, la manera de interrelacionarse y comunicar una historia con la propia imagen también tiene que hacerse.
Al estar todo el mundo regresando a su antiguo lugar físico de trabajo y retomar los eventos sociales, surgen muchas preguntas: ¿Cómo se construye y mantiene el prestigio laboral y personal en las actuales circunstancias? ¿Cuáles son las novedosas reglas del «workstyle» en el sistema híbrido de trabajo (alternancia de horarios entre reuniones por Zoom y presencial)?
Para lograr una nueva imagen que funcione en la flexibilidad y desde que salimos de casa, de la mañana a la noche, en la «nueva normalidad», debe formar un guardarropa inteligente menos rígido que proyecte una personalidad cercana y amable, con prendas que funcionen en diferentes ocasiones, lugares y climas por su apretada agenda, en que se ha de sumar además de las reglas de la nueva etiqueta, las de seguridad para prevenir el contagio del virus del covid: usar mascarilla, respetar la distancia y lavarse las manos frecuentemente.
Entre los criterios que siguen vigentes y ayuda a reinventar la nueva imagen que fortalezca una imagen de prestigio están:
1) Tener conciencia de que el modo de presentarse ante los demás está íntimamente vinculado con lo que somos, con nuestra dignidad de personas. No hay que olvidar que como nos ven nos tratan.
2) Buscar la elegancia como elemento indispensable al seleccionar los estilos que veamos en las pasarelas, ya que una imagen personal elegante eleva los pensamientos y los deseos de espíritu, facilitando la convivencia y refrenan los posibles movimientos torcidos de nuestra naturaleza.
3) Seleccionar los estilos que favorezcan la figura, conociéndose qué tipo de cuerpo se tiene. Esto ayuda a hombres y mujeres a camuflar las imperfecciones y favorecer los puntos positivos. Por ejemplo, si la moda presenta muchos revuelos y se tiene talla grande de blusa, se evitarán llevarlos en el escote para no resaltar el torso amplio. Aquí es bueno recordar la importancia de una asesora de moda para lograr seleccionar lo que mejor nos quede de la moda.
4) Vestirse de acuerdo con la profesión, y con la ocasión o circunstancia. Se refiere a vestirse de acuerdo con el trabajo profesional habitual.
Lucir elegante y atractivos no es tan frívolo como suena porque la imagen que se proyecta, en este caso nuestra presencia en el regreso presencial en la oficina o evento social, es el primer mensaje de una persona a otra. A veces parece que el primer tipo de lenguaje que se utiliza es el verbal, pero en realidad, tanto en la vida diaria como en la profesión, el primer lenguaje es no verbal, dicen los expertos. La risa, los movimientos de los brazos y los pies, el cambio en la dirección de la mirada, son modos de expresarnos desde que estamos niños, bastante antes de que empecemos a utilizar palabras.
En la vida diaria, nuestras relaciones con extraños ya sean clientes, pacientes o alumnos, empiezan a existir a través de una comunicación no verbal: la que establecemos con nuestra presencia. La presencia opera a través de la apariencia, de aquí el interés que tiene la apariencia con que nos presentamos ante los demás: nuestro vestuario, el porte, el gesto, el tono de nuestra voz al hablar, los chistes que decimos, el modo de obrar o nuestro ejemplo al final.
La primera impresión muchas veces es la que cuenta, pues cuando alguien nos ve, empieza a percibir algo que se constituye en el primer elemento para apreciar el tipo de persona que somos, empieza a conocernos y con esta primera impresión empieza a germinar una determinada actitud del que ve hacia la persona vista, lo que conlleva a formarse un juicio, y con este, una valoración, un afecto y un conocimiento por medio de los cuales nosotros inspiraremos confianza y pareceremos dignos de que se nos respete como personas y profesionales ante quien nos mira.
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 13 de junio de 2021