Mente digital, economía reinventada y nuevo «personal branding»

Se percibe globalmente un deseo en las personas por retomar su vida fuera del hogar, para renacer a las actividades en lugares abiertos, y para estrenar novedosos servicios y productos en sus tiendas físicas favoritas. El cansancio por el largo confinamiento por la crisis sanitaria del covid-19, y por los esfuerzos de prevención y vacunación masiva sirven como detonantes de estos deseos.

Me parece que la gente quiere sanar las heridas sufridas durante la pandemia tanto por la pérdida de familiares y amigos, como el impacto en la salud mental y física, rescatando las enseñanzas positivas adquiridas trabajando de forma diferente y al convivir con los seres queridos. Las exigencias y retos durante y pospandemia aceleraron la adopción por parte de los negocios de la transformación digital, la metamorfosis de la economía y la evolución del comercio.

Entre los valores y habilidades a desarrollar o reaprender para navegar en la ola de la «nueva normalidad» están:

Habilidades tecnológicas (mente digital). El principal reto está en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM). El BID estima que los trabajos asociados con STEM crecerán exponencialmente de ahora hasta 2030. Metodología para la investigación científica e ingeniería; inteligencia artificial, robótica e ingeniería genética.

Habilidades cognitivas avanzadas: creatividad, capacidad de decisión, pensamiento crítico, comprensión de información compleja. Aprendizaje continuo.

Habilidades sociales e inteligencia emocional (soft skills): «Se necesita un estilo de liderazgo comunal con orientación a la gente, relaciones sociales y preocupación por el otro». Atención al cliente y cuidado de los otros.

Empatía, comunicación, negociación, dotes de liderazgo, emprendimiento, adaptabilidad, capacidad para el aprendizaje continuo; aptitud para el trabajo en equipo; capacidad de enseñar a otros; ser asertivos.

Todas estas competencias adquiridas han de ser asumidas, integradas y proyectadas en el «branding personal» o marca personal para luego alinearla con la marca de empresarial o «employee branding», para proyectar la identidad institucional y de los productos y servicios de la empresa. Ambas marcas son indispensables.

El «branding personal» son los atributos que se reflejan en cada interacción profesional, tanto a nivel online como offline. Es la capacidad de visibilizar quiénes somos y los campos especializados de nuestros conocimientos ofrecidos de forma auténtica y única. Este concepto responde a las preguntas: ¿Cómo puede ser definida mi actitud? ¿Qué tipo de imagen estamos mostrando de nosotros mismos? ¿Cuál es mi identidad digital?

Claves para construir una nueva marca personal:

1. Autorreflexión sobre sí mismo para descubrir los talentos especiales propios y qué sueños se quiere lograr para dejar huella.

2. Hacer un plan de acción y de comunicación de estos descubrimientos personales, cuidadosamente diseñado para las audiencias y mercados que se quiere llegar.

3. Reconocer cuáles son las propias formas de lenguaje con que se siente más cómodo, tanto en persona (investigar sobre las 5 formas que existen) y con cuál plataforma digital y redes se acopla mejor la personalidad. Antes de publicar algo en las redes, preguntarse qué diría su hijo o hija; elegir dos o tres temas apasionantes, que se complementen con lo que haces o trabaja, para compartir y dialogar en persona y en las redes.

4. Mantenerse en modo beta, es decir, abierto a estudiar y aprender siempre. 5. Reinventar la imagen personal consultando a un experto para lograr crear y proyectar la mejor versión de sí mismos; consultar a quienes nos aman consejos para ser mejores.

Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 18 de abril de 2021

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