En un momento en que a nivel mundial y nacional parece que existe mucha crispación y hostilidad en el ambiente, parecería refrescante que cultivásemos un liderazgo amable para construir puentes en la familia, la empresa y la sociedad, para que podamos ayudar a salir del atolladero en que las decisiones importantes se traban por falta de confianza entre las partes.
La amabilidad es una característica altamente valorada en los líderes para ejercer una mejor gestión de los equipos talentosos de las organizaciones del futuro, las cuales requieren ejercer un liderazgo sobre personas provenientes de diversas culturas, edades y cada vez mayor presencia de mujeres talentosas a las que hay que atraer, mantener y promover hacia puestos directivos.
La amabilidad, me parece, se relaciona mucho con tener un talante sereno, es decir, con una actitud o cualidad que permite a un individuo «mantener un temple sosegado y ecuánime, sin caer ni en la inquietud ni en la zozobra. Está muy relacionada con la paciencia y ambas con la fortaleza, virtud que ayuda a enfrentarse con las dificultades y a superarlas… Hay personas que son por temperamento sosegadas y tranquilas, incluso apáticas. Otras son nerviosas, con tendencia al perfeccionismo y a la agitación. Entendida como actitud moral, la serenidad presupone la capacidad que el ser humano posee para dominar y educar el propio carácter, a fin de adoptar en todo momento una actitud equilibrada y serena». Los expertos discuten si la serenidad (que incluye la amabilidad) es una virtud, o más bien el fruto o resultado de un conjunto de virtudes o actitudes: la fortaleza, la paciencia, el orden, la confianza en los demás, la capacidad de experiencia ya adquirida, etcétera. (Salvador Canals, escritor, abogado y doctor en derecho mercantil. Carta 31-V-1954, n. 25: Canals, 1988, p. 106).
Para saber ver en profundidad y con sentido de la perspectiva, sin olvidarse de los detalles y de las circunstancias, hay que tener serenidad de mente, lo cual permite resaltar una visión de conjunto. No se pierde en insistir en detalles meticulosos que asfixian a los demás. Un líder sereno y amable no cae en la esclavitud de los nervios o víctima de la imaginación; necesita de la serenidad del corazón, para no verse consumido por la ansiedad ni por la angustia; y necesita de la serenidad en la acción para evitar inútiles derroches de fuerzas.
Un líder amable y sereno posee una mente serena que le da firmeza y pulso para el mando, para encontrar la palabra justa y oportuna que ilumina y consuela. El hombre o la mujer rígidos no son líderes amables ni serenos, porque su rigidez le hace traspasar los límites de lo que es justo y razonable, de lo que es proporcionado a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar. La falta de amabilidad y serenidad de quien es rígido turba y oprime a los demás. El hombre o la mujer débil no puede ser líder amable y sereno tampoco, porque se cansa antes de llegar a la meta, y, con su debilidad, se perjudica a sí mismo y a los demás. El débil no perturba ni oprime, pero tampoco gobierna, y su acción nunca será eficaz porque es víctima de la corriente.
Un líder sereno, atemperado por la amabilidad, sabe que el tiempo, al pasar, deja cada cosa en su sitio: una pena que nos preocupó, un acontecimiento que nos alteró; permitiendo ver como un claroscuro el paso de la vida. Cuando a un líder le falta serenidad deforma la realidad; se ahoga en un vaso de agua y le afligen con su peso cosas que no deberían turbarlo.
¿Cómo se llega a ser líder sereno y amable? Con el dominio del propio ser; el equilibrio de los juicios; la reflexión ponderada y serena; el cultivo de la propia inteligencia y el control de los nervios y de la imaginación. No un día ni otro, sino en una lucha exigente y firme consigo mismo, en perseverancia diaria, sin olvidar que la fe es un principio de serenidad y armonía. «La fe en Cristo es el verdadero sol del alma».
La sociedad civil tiene ahora el poder de cambiar las cosas para mejor, por eso creo que existe una creciente necesidad de cultivar una nueva forma de ser: un liderazgo amable y sereno. ¿Le damos?
P. D. Hago esta propuesta sobre las ideas del escritor Salvador Canals.
Columna de Opinión publicada en La Prensa Gráfica, 15 de marzo de 2020