Se ha escrito abundantemente sobre las ventajas y desventajas del liderazgo confiable. Hay los que dicen que «quienes confían en los demás ciegamente, sin buscar ni pedir mayores pruebas, suelen ser poco realistas y llevarse chascos con mucha frecuencia.
Sin embargo, aquellas personas que evitan involucrarse personalmente en proyectos audaces por desconfianza del entorno, suelen pasar por alto oportunidades y casi nunca disfrutan de relaciones interpersonales enriquecedoras… Esta última perspectiva surge a partir del condicionamiento social recibido por experiencia negativa en la familia, la escuela, el gobierno de turno o de los medios de comunicación.
Pero hay una tercera vía: la confianza inteligente, que combina los datos que vienen del corazón, de la mente y del análisis del mundo real» (Thomas C. Morell. Franklin Covey Latinoamérica).
Ejemplos exitosos de esta forma de confiabilidad: cuando dos aliados conversan sobre planes a futuro (compartir patentes, innovaciones o recursos) antes de firmar contratos formales, confiando unos en otros solo por la palabra dada, un apretón de manos, para luego hacer la coalición. Esto sucede en cualquier tipo de organización, ya sea de equipos deportivos o de empresas; partidos políticos, fundaciones, familiares, etcétera.
1) Creer en la confianza;
2) Empezar por uno mismo;
3) Declarar nuestra intención, evitando secretismos, pero que no significa que sea malo ser reservado;
4) Hacer lo que decimos que vamos a hacer;
5) Extender la confianza a los demás (más sobre el tema en: http://franklincoveyla.com/confianza-inteligente/).
Si en una organización el líder principal (sea hombre o mujer) actúa y se muestra transparente declarando sus intenciones reales, mostrando sus intenciones e intereses reales, entonces los involucrados trabajarán unidos en conseguir las metas y objetivos por la confianza construida desde quien dirige.
Ser transparentes significa coherencia entre lo que se cree, piensa y actúa sin importar lugar o circunstancia. Estas son las mujeres y hombres que tienen poder persuasivo. Todo lo que sea diferente a esto tiene origen de maldad, y conlleva vanidad, orgullo, envidia, irritación, agresividad, flojera y miedo a equivocarse y quedar mal. Las miserias fruto de mentira y la desconfianza siempre causan dolor y sufrimiento, en especial cuando desemboca en la traición.
Una actitud poco transparente o falsa tiene diferentes máscaras, justificaciones y ambigüedades. Por eso creo que el poder más grande que tiene un líder, ya sea de una organización pequeña, mediana o grande, es el tener una cuidada «reputación» o «buen nombre», porque al final de cuentas genera confianza al mostrar siempre coherencia de vida, que da como resultado la posibilidad de influir positivamente en los demás por ser una persona con gran credibilidad.
Una imagen de líder honesto y transparente no se puede fingir, más bien, se genera por tratar de actuar con decencia en todas las facetas de ser dueño/accionista/alto dirigente.
Elegir la confianza inteligente (Smart Trust) le permitirá operar y navegar con confianza en un entorno de alta incertidumbre o que percibamos como de baja confiabilidad e impredecible, convirtiéndose en una ventaja competitiva.
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 11 de agosto de 2019