Soy una mujer profundamente convencida de la fuerza de la verdad para fortalecer las relaciones humanas, porque a nadie le gusta convivir, hacer negocios, enamorarse o tratar con personas mentirosas y deshonestas.
Efectivamente, la verdad es material esencial con que se construye la confianza en las parejas, las familias, las empresas, la política y la sociedad en general. Luchar por vivir la sinceridad y la transparencia da como resultado que las personas tengan un liderazgo confiable.
Considero por eso que el periodismo y las comunicaciones son profesiones relevantes en esta época de la transformación digital, y la cuarta revolución industrial. Se necesitan periodistas, comunicadores y columnistas de opinión que amen la verdad apasionadamente para construir puentes entre quienes piensan diferente.
En el fondo, la tarea urgente es devolver al periodismo su verdadera imagen ética y profesional, ya que ha sido golpeada su reputación por la proliferación de miles de periódicos digitales de fachada.
Esto va acompañado por el aumento de comportamientos irresponsables de las diferentes audiencias que, conscientes o no, colaboran esparciendo rumores sin verificar las fuentes, así como frases de odio y expresiones de intolerancia, dándoles «likes», aumentando el impacto negativo de las noticias falsas («fake news») y el ambiente de desconfianza en la sociedad.
El buen periodismo implica tener la ilusión de reinventarse constantemente para descubrir las nuevas maneras de ser íntegros sobre la base de buscar siempre la verdad y la excelencia como actitud de vida. Consiste en luchar por encontrar soluciones y no solo señalar imperfecciones.
Me permito compartir íntegramente 10 claves para liderar una comunicación positiva dentro de los medios de comunicación tradicional y digital.
El objetivo es poner de moda el sentido común, para lograr una comunicación interpersonal fluida entre las personas, que ahora se encuentran esclavizada por el estilo brutalmente agresivo en que se han convertido las conversaciones en las redes sociales a escala global.
Se trata de un decálogo para difundirlo y viralizarlo, promovido por un colectivo italiano de periodistas y comunicadores.
1- Virtual es real. Digo y escribo en la red solo las cosas que tengo la valentía de decir en persona.
2- Se es lo que se comunica. Las palabras que elijo relatan la persona que soy: me representan.
3- Las palabras dan forma al pensamiento. Me tomo todo el tiempo necesario para expresar lo mejor posible mi pensamiento.
4- Antes de hablar hace falta escuchar. Nadie tiene siempre razón, tampoco yo. Escucho con honradez y apertura.
5- Las palabras son un puente. Elijo las palabras para comprender, hacerme entender, acercarme a los demás.
6- Las palabras tienen consecuencias. Sé que cada una de mis palabras puede tener consecuencias, grandes o pequeñas.
7- Compartir es una responsabilidad. Comparto textos e imágenes solo después de haberlos leído, valorado, comprendido.
8- Las ideas se pueden discutir. Las personas se deben respetar. No convierto a quien sostiene ideas que no comparto en un enemigo al que hay que eliminar.
9- Los insultos no son argumentos. No acepto insultos ni agresividad, ni tan siquiera a favor de mi tesis.
10- También el silencio comunica. Cuando la mejor elección es callar, callo.
¡Felicidades en su día a todos los periodistas, a los comunicadores, a los estudiantes de periodismo y a mis colegas columnistas!
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 29 de julio de 2018