Cada fecha de celebración del 14 de febrero, día de la amistad y el amor, nos permite reflexionar sobre la calidad de nuestro amor hacia nosotros mismo y hacia los demás, sin olvidar que amar es un gozoso trabajo, que requiere esfuerzo y arte para llevarlo a cabo.
De acuerdo a Michelle Esparza (“libro amor y autoestima”), el amor es comparable a un avión con dos motores: un motor principal (la voluntad) y motor auxiliar (la pasión). En el amor verdadero: el motor auxiliar (pasión) se puede apagar aunque no queramos (por enfermedad o cansancio). Pero aunque se apague el auxiliar, el motor principal no se apaga sin nuestro consentimiento. En el trabajo de amar, sí falta el motor principal (la voluntad), basta la menor prueba física o moral para sumergir a los amantes en soledad.
Contrario al amor, hay tres tipos de egoísmo: físico (acaparamiento sexual) afectivo (afán posesivo) y espiritual (orgullo) A las tres esferas del el amor (gustar, querer, amar), le corresponden tres tipos de felicidad: sensorial, afectiva-emocional y a plenitud.
Cuanto más profunda es la felicidad o la infelicidad, menos se ve desde afuera.
Hay que recordar las tres esferas del amor: gustar, querer y amar. La meta es que los amantes se gusten, se quieran y sean buenos amigos.
Me recuerdan estas reflexiones la frase: “Amor inteligente”, en el cual el Psiquiatra y Director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas Dr. Enrique Rojas, explica que: “el ser humano siempre quiere más. Por eso, el conocimiento de lo que es el amor, le va llevando hacia lo mejor. Tira, empuja, se ve arrastrado por su fuerza y belleza. El amor es lo más importante de la vida, su principal guión. Lo expresaría de forma más rotunda: yo necesito a alguien para compartir mi existencia… El amor es extender el Yo hacia el Tú, para formar un Nosotros. Queda asimilada la otra persona. Por eso enamorarse es enajenarse, hacerse ajeno, formar una unidad más espaciosa y profunda. El amor auténtico hace a la persona más completa”.
Al describir el amor inteligente, el Psiquiatra afirma que este “debe estar tejido de corazón y cabeza, pero unidos ambos por el puente de la espiritualidad. Necesita de unos sentimientos con una cierta madurez y, al mismo tiempo, la participación de criterios lógico-racionales. El amor auténtico consiste en una pasión inteligente… ¿Qué debemos entender por espiritualidad? La capacidad para mirar más allá de lo que se ve y se toca.” Es decir trascender, buscar lo eterno, lo que perdura, porque detrás de la trascendencia tejida de espiritualidad se descubre a Dios. Y se comienza una “travesía de perfección a pesar de las limitaciones propias de la condición humana. Hay una ilusión de llegar algún un día a la cima, donde el amor humano se hace divino y viceversa”.
Pero el misterio del amor tiene una faceta en la cual las parejas deben buscar el mejor comportamiento para convertir el amor diario ordinario en algo metafísico y extraordinario. El Dr. Rojas aconseja preguntarse frecuentemente: “Una vez casados, ¿quién va a seguir siendo novio o novia? la magia, la fantasía, el saber sorprender al otro con algo agradable, el cultivo del la ternura y de los mejores modales…. implica que las relaciones íntimas tienen que verse envueltas por ese halo enigmático y cuidadoso, que se puede llamar ingeniería del trato y del contacto personal. En otras palabras, las cosas pequeñas positivas y el trato delicado son el combustible que hay que quemar para que arda con cierto vigor el amor conyugal.”
El 14 de Febrero debe ser un momento especial para quien amamos porque lo hemos ido preparando todos los días con pequeños actos de amor, como un fuego que se aviva. Entonces su brillo ilumina ambas vidas, con sus posibilidades y limitaciones, con una espiritualidad comprometida que va más allá de la pura teoría…
Me encantó el articulo! Ojala que bajo esta perspectiva, hicieran las comedias romanticas, tan distanciadas de lo que el amor es en verdad!