Revista ELLA – ENERO 2010
Al inicio de cada año las mujeres profesionales de todas las edades se plantean como poder alcanzar la excelencia en el trabajo. Entre los aspectos que fortalecen el prestigio personal está el reto diario frente al espejo: ¿Qué combinación usaré hoy para lucir triunfadora? Este intento creativo es motivado por el deseo legítimo de adquirir una imagen elegante, moderna y atractiva que vaya de acuerdo a la profesión que se practica y al servicio o producto que se ofrece.
El primer punto que cada mujer debe descubrir por sí misma es que el modo de presentarse ante los demás está íntimamente vinculado con lo que somos, con nuestra dignidad de personas. La convicción de la alta dignidad, impulsará a reflejar en la conducta (lenguaje corporal) y en el porte externo precisamente esa condición. Vista de ésta manera, la Presentación Personal o Imagen en los negocios se vuelve un instrumento de comunicación humana.
Vestirse de acuerdo a la profesión se refiere a lucir de acuerdo la faena que se desempeña habitualmente. Todas las personas tienen un doble plano de desempeño profesional: El trabajo de la casa (que consiste en lograr tener un hogar luminoso y alegre) y el de fuera de la casa (oficina, universidad, laboratorio, campo, etc.) Por lo tanto, La moda que se seleccione para formar el guardarropa debe ayudar a crear y mantener el prestigio en ambos ámbitos de desempeño profesional. La apariencia agradable y armoniosa debe contribuir a que el trabajo como madre o padre sea mejor; y definitivamente una imagen con presencia permite influir más eficazmente en la empresa y en la sociedad.
Para actualizar la imagen profesional no es necesario vivir pensando en ésta. Sólo basta convencerse que es necesaria, y recordar algunos puntos:
– “Entrenar el ojo”. Es necesario utilizar la imaginación y la creatividad para tener una idea de como luciríamos con la moda actual. Para esto es importante conocer nuestra figura para apreciar qué nos favorece y cómo disimular las imperfecciones. Cuando nos aceptamos y gustamos tal como somos, podemos aprendernos de memoria las medidas y contorno de nuestro cuerpo de tal forma que al cerrar los ojos lo tengamos gravado. Esto ayuda a realizar el ejercicio mental de “probarnos una prenda sin desvestirse”, con solo verla en una revista o antes de tomarla del colgador de una tienda o hacer que la confeccionen, ya que sabremos con anticipación sí es el estilo adecuado.
– “Mantenerse a la moda”. Así como una buena chef se vuelve creativa entre más cocina y lee libros, así sucede cuando se quiere mantener una imagen moderna: en necesario conocer las tendencias de la moda en colores, estilos, accesorios. Una forma sencilla es la observación de aquellas personas alrededor de nosotros que sobresalen por su elegancia y buen gusto, para tomar ideas de combinaciones de colores y de las distintas formas de llevar los accesorios. Es poner en practica el “benchmarking” (cópielo y mejórelo) que se usa en el marketing. Una de las más elegantes del mundo es la REINA RANIA DE JORDANIA.
En general, el fenómeno de la moda no debe ser consideraba como algo superficial, sino que más bien es un signo de nuestro tiempo ya que participa de todos los ámbitos del ser humano. Se puede decir que la moda es un encuentro entre economía y cultura, según expertos, ya que la moda trata de producir “valor” a la empresa, viniendo de la mano de lo nuevo, de la innovación de diseños y productos cada temporada, en consonancia con lo que pide el mercado, ya que éste no se contenta solamente con calidad y consistencia sino que tiene hambre de algo creativo, nuevo y bello. La clave para entender lo que esta pasando en este siglo es la moda, ya que ésta tiene un elemento globalizador y una función universalizadora.