Líderes más humanos, sociedades más justas

Me impresiona la frase de uno de los jóvenes estudiantes que está liderando el despertar de la sociedad nicaragüense, en contra de la dictadura que está sufriendo la hermana patria de Nicaragua: “Esta es una revolución ética”. El gran fundador de la democracia sudafricana, el expresidente Nelson Mandela, exclamó alguna vez: “Doy gracias al Dios que todos adoran por el don de mi alma inconquistable; soy el amo de mi destino y el capitán de mi alma”.

Al aplicar el lema del exdirigente africano al actual entorno de incertidumbre, podremos asumir los desafíos que viven diariamente quienes dirigen organizaciones a todo nivel, sean empresariales, públicas o dentro de las familias, en su tarea de conseguir que sus integrantes mantengan una actitud positiva realista que les permita innovar. Efectivamente, los líderes que tratan de ser más humanistas influyen en que las sociedades sean más justas en todos los sectores.

El profesor y experto en liderazgo ético, Dr. Carlos Llano presenta las características de este nuevo liderazgo:

1. El líder no es arrogante, sino humilde. Tener humildad se refiere a aquel que se conoce con objetividad a sí mismo, con sus capacidades y limitaciones. Es quien busca el bien de los demás, viéndolos como personas y no como peldaños.

2. El líder es un buen maestro. Exige con cariño, pidiendo que se esfuercen en dar lo mejor, mostrando la exigencia principalmente mediante el ejemplo. “Nadie puede pretender que los demás adquieran cualidades que él no lucha por adquirir… Lidera buscando ayudar a los demás, escuchándolos para estar atento a servirles”.

3. Tiene empatía y pericia. El primer rasgo de empatizar consiste en el arte de entender, principalmente a sus seguidores, como si se pusiera en sus zapatos, conociendo, a partir de la observación, sus intereses y motivaciones. La segunda característica de la pericia se refiere a “tener dominio excelente de alguna área, aunque aparentemente no tenga que ver con el sector o con la tarea a desempeñar. Quien tiene pericia, quien alcanza el grado de excelencia en alguna actividad, sabe lo que significa luchar para alcanzarla”.

4. El liderazgo se da en equipo. El Dr. Carlos Llano es de la idea que el líder es una parte del equipo, diferenciándose de la mayoría de los autores que consideran que hay un líder y un grupo de seguidores. Llano reflexiona: “Suele decirse que líder es el primero, pero este término es vacío de sentido si no se especifica en qué debe serlo. El liderazgo, bien entendido, no es tener el primer lugar en el mando, sino en el ejemplo… en el triunfo, el líder tiene que darse cuenta de que cuando le dan parabienes por el éxito se está cometiendo una injusticia, porque realmente la meta se ha logrado no solo por el líder, sino sobre todo por las personas que han trabajado por conseguirla».

5. Ser líder lo es de sí mismo primero. “La fortaleza y la templanza son fundamentales para ser sabio y para poder ser líder de sí mismo”. El líder se transforma adquiriendo habilidades, haciéndose de recursos, inculcándose hábitos operativos buenos que le permiten no solo ser instruido sino más hábil y capaz.

6. ¿Misión o poder? Un diferenciador del liderazgo auténticamente ético, según Llano, es el de aquel que busca dirigir como algo necesario y útil para llevar a cabo una misión y no como un vehículo para amasar poder para mandar.

Columna de opinión, La Prensa Gráfica, 20 de mayo de 2018

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