Aprender a estar encerrados sin decaer

Mejorar la comunicación, reforzar la confianza y poner en común los objetivos vitales.

Esta es hora que no estamos seguros cómo ni cuándo va a ser el regreso al trabajo y la escuela. Al menos así me parece.

La encerrona va ya completando un largo periodo y empezando a desesperar a la gente… ya sea por urgente deseo de proveer necesidades básicas a la familia o empleados parados; o porque el tiempo con los familiares está convirtiéndose de una vacación a ser un motivo para sentirse nervioso ante la posibilidad de entrar en conflicto con los seres queridos… Da la impresión de que, con tanto ajetreo de y exigencias para cumplir con normas de seguridad al salir a las compras en días señalados, se va a necesitar asueto adicional para recuperarse de la ansiedad…

Algunos consejos para disfrutar el resto de la encerrona en familia:

1) Se pueden suavizar los conflictos en la convivencia con un mínimo de planificación, por ejemplo, los horarios y las tareas domésticas. Se puede hacer un poco de «brainstorming» (lluvia de ideas) previo entre la pareja, abuelos, amigos o también con los hijos si los hay, para que participen todos los miembros de la familia en la elaboración de los planes de actividades. Puede ayudar hacer preguntas: ¿Cuáles son tus expectativas al regresar a trabajar? ¿Qué te gustaría no dejar de hacer después de que iniciemos la «nueva normalidad al salir de la pandemia? ¿Qué puedes tú aportar para crear un ambiente de armonía? ¿A qué estás dispuesto a renunciar?

2) Trabajar la empatía y asertividad. Ponerse en el lugar del otro y llevar a cabo negociaciones ganar-ganar, en especial entre los esposos, para que todos salgan ganando. Debemos ver a la pareja como un «proyecto en proceso» en el cual hay que trabajar duro y no dejar de innovar.

3) Mejorar la comunicación, reforzar la confianza y poner en común los objetivos vitales.

4) Sintonizar con lo «orgánico» y «natural», tratando de alejarse del consumismo y del derroche de recursos aportando un toque de frugalidad al divertir estando encerrados. No importa si la disminución de ingresos es elegida o impuesta, la actitud positiva con que se enfrente es lo importante, de tal forma que se gocen las cosas simples y pequeñas de la vida. No hay que olvidar que el ser humano vive más feliz si tiene menos cosas materiales que lo aten y limiten. Así lo predicaron los griegos hace miles de años y así lo propone el cristianismo.

5) La cuarentena es ocasión para cuidar las tradiciones que los abuelos y ancestros nos han heredado, ya sea en las recetas especiales o por la manera de preparar las comidas; para escuchar las historias de sobremesas o de ver las fotografías y objetos familiares entrañables…

En una sociedad violenta como la nuestra, en la cual parece que no hay salida clara en el futuro cercano, mejorar la calidad de la familia es primordial. Una manera de hacerlo es ejercer el perdón hacia quienes nos han herido; o solicitar ser perdonado con quienes hemos tenido desencuentros, ya que reconciliarnos es una condición indispensable para poder vivir una vida plenamente humana… No es difícil ver a nuestro alrededor muchas personas que hacen del rencor el doloroso centro de su vida y a veces incluso el principal motor de su existencia. Seamos fuente de paz y no caigamos en la trampa de promover el odio… No saldremos de la violencia social y política si no superamos rencores acumulados en la familia.

Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 24 de mayo de 2020

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