Igualdad real entre hombres y mujeres en la empresa 4.0

Finalizamos el mes de la mujer y la conversación sobre este fascinante tema no ha hecho más que empezar, porque en la empresa 4.0 del futuro se vislumbra que será brillante, si la mujer tiene equidad y paridad con el hombre, desde el aprecio por la diversidad.

El gran pensador y ahora santo Juan Pablo II, quien fue un obrero en las canteras de su natal Polonia en el tiempo de la dictadura de la antigua URSS, se propuso escribir abundantemente acerca de la dignidad escondida del trabajo humano bien hecho, además de ser un gran promotor de los derechos de la mujer, de tal forma que llegó a publicar una carta en la que defiende el valor y la dignidad de ella, llevándole a declarar que «Dios confió la humanidad a la mujer…».

La equidad es hoy un valor transversal al que aspiran tanto las empresas como las organizaciones de la sociedad y la política; de tal forma que las instituciones financieras y los organismos internacionales manifiestan un renovado empeño por exigir su cumplimiento, como condición indispensable para asignar préstamos a proyectos público-privados.

Y hay razón en esta pretensión, pues las mujeres son la otra ala con que debe remontarse el desarrollo sostenible. Por eso creo que hay necesidad de abrirse a cambiar la conversación sobre la igualdad real entre hombres y mujeres en la empresa, de tal forma que se logre construir juntos nuevas formas de relacionarse, a través de una cultura de cooperación, corresponsabilidad y apreciación de sus visiones complementarias.

Desde la experiencia de testimonios de las mujeres de negocios, directivas y profesionales en América Latina, se puede apreciar que «la gestión con tacos altos sigue en minoría», tal como lo señala la Dra. Patricia Debeljuh en una recolección de ideas acerca de las «Ventajas y desventajas de las mujeres CEO» (Revista Summa, 2010).

Las mujeres dirigimos la empresa, un hogar y la vida de nuestros hijos. Por eso valoramos ciertos aspectos que los hombres no contemplan y nos adelantamos a las situaciones. Ejemplo de ello es que en muchas organizaciones son ellas las que empujan la flexibilidad en la maternidad, permitiendo la reincorporación de las madres a través del teletrabajo e innovando con políticas más allá de la ley, para poder brindar valor agregado a las mujeres talentosas, que merecen un lugar en el espacio de trabajo a la medida de sus sueños.

La tecnología ahora permite estar conectada a distancia y ser eficiente sin perder la presencia física con los pequeños de la casa, en especial en la primera infancia, que es donde se firma el futuro brillante u opaco de nuestros futuros ciudadanos, empleados y líderes.

En las empresas, en general, se buscan líderes con habilidades sociales («softs kills») adecuadas a un estilo de dirección flexible, participativo, conciliador y abierto a la diversidad, las cuales son propias de la manera de gestión femenina. Las mujeres tienden a unir las partes para encontrar una solución, buscan la mediación en los conflictos entre equipos rivales y buscan llegar a acuerdos.

Desde siempre y en la práctica, las mujeres empresarias, de diferentes sectores y tamaños, hemos avanzado realmente cuando hemos hecho malabares tratando de equilibrar familia y trabajo. Las empresas familiarmente responsables suscitan colaboradores felices y empresas productivas.

Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 31 de marzo de 2019

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