Un estudio con 150 empresas europeas y norteamericanas reveló que si no se construye confianza verdadera en el entorno (marca personal confiable), se puede caer en dos extremos dañinos para liderar e influir positivamente y al momento de tomar decisiones importantes:
1. Se puede acabar encerrado en una burbuja que solo le permite escuchar recomendaciones interesadas y egoístas (argolla decimos en mi país).
2. Se puede terminar siendo desconfiado y aislado, perdiéndose la oportunidad de recoger buenos consejos.
La humanidad ha sufrido mucho desde el encierro y apertura que padeció a raíz de la pandemia del covid-19 y sus consiguientes variedades. La Organización Mundial de la Salud señala que la salud mental global se ha desmejorado a pesar de que ya no hay crisis sanitaria.
Entre las consecuencias del encierro que todavía podemos experimentar en el día a día está la poca tolerancia a la frustración, la falta de flexibilidad ante los cambios y el aumento de reacciones iracundas en el trabajo o la familia. Los efectos de la severidad del carácter son la turbación y opresión de la gente. Cuando una persona proyecta una marca personal rígida en sus actitudes, generalmente pierde la confianza de los demás y baja su capacidad de influir. Hoy se necesita líderes que diseminen confianza, en vez de jefes que por su dureza traspasan los límites de lo que es justo y razonable, de lo que es proporcionado a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar.
¿Cómo se reinventa una imagen personal de confianza para navegar el nuevo entorno global? Reinventarse incluye revisar la propia «geografía de la confianza», que según la autora y consultora Saj-Nicole Joni, consiste en tres niveles fundamentales: la confianza personal (¿me veo capaz?), la confianza profesional (¿esperan lo mejor de mí?) y la confianza estructural (¿confío en mi organización, la alta dirección y ellos en mí?).
Reinventarse exige que luchemos por volvernos la mejor versión de nosotros mismos y dar calidad en el trabajo más allá del estándar usual, porque no estamos en una época de cambios sino en un cambio de época en que los clientes, usuarios o pacientes e invitados esperan que los sorprendan con innovador valor agregado y una experiencia inolvidable que deje huella a todo nivel: sensorial, intelectual y espiritual, fundamentado en la originalidad en el servicio. «Para lograrlo se requiere redescubrir los talentos propios, que son únicos e irrepetibles, para realizar el trabajo de una manera inigualable, que genere confianza en los demás». («Tres claves para proyectar confianza en sí mismos»).
Una marca o branding personal de confianza proyecta una imagen poderosamente atractiva al entrar a una habitación o al dirigir un proyecto en el ámbito laboral. Reinventar la imagen comienza por saber quién se es, cómo se es percibido, cuáles son los propios talentos, habilidades y valores; y significa tener la confianza para vivir plenamente conforme a su original e irrepetible valor esencial.
El branding profesional de confianza es redescubrir en qué se es realmente bueno y perseguirlo con gusto hasta lograr construir el verdadero prestigio. Resulta de integrar la singularidad personal con el «superpoder» o campo de acción en que se es grandioso, de tal forma que se desarrolle y crezca, ayudando a los demás en el camino hacia la excelencia, dando la milla extra.
El branding corporativo de confianza consiste en alinear de la mejor manera el valor personal, talentos, habilidades, ética o principios de vida y prestigio profesional en el lugar de trabajo. Es llevar al máximo nivel el talento original e irrepetible personal integrándolo en un campo elegido de trabajo, para hacerlo de forma creativa y con compromiso diario en una organización. Conlleva gran satisfacción al realizarlo porque se está convencido de que se contribuye a hacer de este mundo un lugar mejor para todos los más vulnerables, junto al propio equipo de colegas y líderes.
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 28 de agosto de 2023

