Ambientes laborales éticos hacen empleados felices y productivos

Arthur Brooks, quien imparte la “Materia de Felicidad” en la Universidad de Harvard, sostiene que para facilitar ambientes laborales de felicidad para los colaboradores y al mismo tiempo obtener rentabilidad, no se necesitan nuevas estrategias ni políticas complicadas. Al contrario, para construir un bienestar feliz en los empleados solamente se requiere priorizar con sinceridad la felicidad de la gente.
Brooks señala que ser felices en el trabajo impulsa directamente la productividad, apoyando este planteamiento con datos de investigaciones de expertos en finanzas e inversiones (1) que revelaron que “de las empresas del S&P 500 que se posicionaron en el 20 % con alto índice de satisfacción (felicidad) de los empleados, superaron a las del 20 % inferior con baja satisfacción (felicidad) en rendimiento bursátil en casi seis puntos porcentuales durante un periodo de 11 años. En cambio, las empresas con altas calificaciones en salarios y beneficios solo superaron al 20 % inferior en dos puntos porcentuales” (2). Brooks propone una breve guía de seis puntos para comenzar a crear ambientes laborales felices:
1. Escuchar al equipo: animar y escuchar comentarios y nuevas ideas.
2. Ser claro y honesto: comunicarse siempre con claridad y sinceridad, especialmente en momentos de incertidumbre.
3. Cortar la burocracia: minimizar papeleo y reuniones innecesarias.
4. Apoyar el crecimiento: crear una cultura de aprendizaje y desarrollo mediante el mentoring y la formación.
5. Fomentar amistades: promover una cultura en la que los empleados puedan formar relaciones verdaderas y genuinas.
6. Asegurar que quienes dirigen cumplan su misión personal y que la cultura interna esté alineada con la misión y valores externos de la empresa.
Lo que el profesor Brooks tiene como fondo es un principio ético que se remonta a los filósofos griegos clásicos, especialmente Aristóteles, quien sentó las bases para que siglos más tarde pensadores como Tomás de Aquino y Kant afirmaran que a las personas hay que tratarlas como fines en sí mismas, no como objetos ni como seres descartables que se usan y se desechan. Efectivamente, la ciencia de la ética, con un enfoque integral y panorámico, estudia el impacto de una acción (conducta) en la persona que la realiza: puede hacerla mejor o peor ser humano; es decir, más feliz o infeliz. La ética no es un estado emocional efímero, sino el empeño serio de buscar la realización completa del potencial humano mediante la constancia en practicar buenos y saludables hábitos (virtudes morales e intelectuales) y el cultivo de la sabiduría. Esta ley viene dada en la naturaleza de las cosas. Por lo tanto, en el caso de los individuos, las normas no son externas, sino que surgen del propio ser humano (3)
Crear ambientes laborales más felices y rentables es un objetivo legítimo, pero es necesario que la ética que se practica en la empresa se exprese en una acción directiva ética, la cual no es teoría externa a la organización, sino una dimensión interna de los líderes cuando toman decisiones. El filósofo Leonardo Polo, estudioso de la ética empresarial, señala que los empresarios tienen un poder transformador del entorno en que desempeñan su misión, así como de las personas que forman parte de él. “En principio, el poder empresarial es un poder social, un poder de hombres sobre hombres. Y este poder puede ser visto desde dos perspectivas: una, hacia el interior, es decir, cómo se ejerce el poder en la propia organización empresarial; y otra, hacia fuera, en el sentido de ver el influjo de la empresa en la sociedad, las aportaciones que otorga y las responsabilidades que debe asumir… La empresa está llamada (no sé en cuánto tiempo, aunque ya hay signos de ello) a sustituir en gran parte a las actuales organizaciones políticas del poder. La empresa está llamada a superar, o mejor, a añadir a su propio significado de índole económica algo más que podríamos denominar político, en el sentido más noble de esta expresión… (ampliando así) el significado de la empresa como agente social” (4). Ese poder de ser agente social al que se refiere Polo incluye crear entornos laborales éticos —la felicidad es un valor ético— puesto que no existen entornos neutros: o se crea una cultura que apoye aprendizajes positivos (buenos) o la gente adquirirá aprendizajes negativos (tóxicos).

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(1) Empresa Irrational Capital (empresa de DATA en inversiones), https://www.irrational.capital/post/a-management-anti-fad-that-works-according-to-arthur-brooks-in-the-atlantic

(2) En su resumen del artículo para The Atlantic, https://www.irrational.capital/post/a-management-anti-fad-that-works-according-to-arthur-brooks-in-the-atlantic . Articulo completo: https://www.theatlantic.com/ideas/archive/2025/08/management-business-productivity-human/683788/

(3) Cfr. Frontrodona, J., Guillen, M., Rodríguez, A. La ética de los negocios en la encrucijada. Cap. I, 2010.
Libro – La Ética de los Negocios en la encrucijada – J. Frondona-M. Guillén – A. Rodríguez.pdf

(4) Polo, L., [Publicado en Cuadernos extensión Santiago de Chile: Universidad de los Andes 1 (1991) 45-50]

Columna de Opinión, La prensa Gráfica, 23 de noviembre de 2025

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