Cuenta la leyenda que cuando los romanos manipulaban el mármol para construir y hallaban piezas imperfectas y agrietadas, ponían cera encima de estas últimas como un truco para hacerlas pasar por buenas. Cera en latín se dice también cera. Por eso, cuando el trozo de mármol era perfecto, los constructores del Imperio Romano decían de él que era “sine cera”, o sea, “sin cera”, porque estaba íntegra la pieza marmoleada, es decir, sin relleno de fraude, artificio o amaño. Me parece que es una de muchas opiniones sobre el origen etimológico, pero lo que tomo es la importancia de la sinceridad.
Si alguna vez recibió un regalo y no se encontró a gusto al momento de tenerlo en sus manos, probablemente esa sensación extraña tuvo que ver con la falta de sinceridad con que se lo dieron. ¿Qué significa ser sinceros al entregar un servicio, un elogio o un presente a otra persona? Una persona franca y sincera es aquella que carece de actitud fingida, de poses estudiadas o de “doble cara interesada” al relacionarse con los demás. Sinceridad es, sencillamente, ser uno mismo al actuar.
Por algo la fórmula milenaria de «Conócete a ti mismo» era considerada una herramienta o espejo para conocer realmente cómo somos y poder crecer como seres humanos. La frase estaba inscrita en el Templo de Delfos, y luego Sócrates la usó para enfatizar la importancia de la introspección y el autoconocimiento como camino hacia la sabiduría. Stephen R. Covey habla de siete hábitos para ser altamente eficaces y, en el séptimo, que titula “Renovación o Afilar la Sierra”, se refiere a ejercer frecuentemente ejercicios de autoconocimiento, revisar lo descubierto, repasar el propio discernimiento y las decisiones, hacer memoria de lo que se hizo para luego tener presentes las consecuencias. “Valorar si lo que hice me dice algo sobre quién soy y sobre quién quiero ser. Si me reconozco o no en el camino recorrido. De esa forma, no exenta de ensayo y error, cada cual va descubriendo y confirmando su vocación”.
Pienso que autoconocerse es parecido a lo que hacemos frente al espejo cuando sinceramente miramos y encontramos en el rostro una mancha o espinilla para curarla, o para admirar el bonito corte de cabello que nos hicieron, o para descubrir la belleza heredada de nuestros progenitores. Esta misma actitud de sinceridad y autoconocimiento es donde se fundamenta y se recorren las diferentes etapas para “Reinventar la Marca Personal” (1). En el camino del “Conócete a ti mismo”, llevado a cabo con humildad y nobleza de carácter, se podrán descubrir maneras de construir puentes para conectar con los demás. Se estará en capacidad de reconocer que ellos y ellas también poseen igual dignidad para, consecuentemente, tratarlos con el debido respeto.
Desde siempre he considerado que la Marca Personal es un gesto o lenguaje no verbal que manifiesta a la persona, volviéndose también como un espejo en donde los demás se miran a sí mismos y a quienes les comunicamos si somos personas dignas de hacer un trabajo y de recibir una amistad sincera. Si nuestra Marca Personal da la impresión de que somos personas y profesionales transparentes, que se muestran tal como son, sin dobleces ni fingimientos o agendas interesadas (ocultas), podremos transmitir confianza para cuidar nuestras relaciones interpersonales significativas, unificando comunidades y familias. Abriendo la posibilidad de la confianza, se construyen mejores relaciones interpersonales, posibilitando el diálogo y la cooperación para ir juntos a buscar la verdad (2). Este talante personal de sinceridad va en línea con lo dicho por mi filósofo favorito, don Leonardo Polo: “somos buscadores, no propietarios de la verdad”.
La Marca Personal asentada en comunicar con “sin-ceridad” (sin la cera en las grietas del mármol romano) llevará a esforzarse por vivir la coherencia, mostrando una imagen y actitud consistentes entre lo que se piensa, se siente y se actúa. El resultado sería una Marca Personal de Confianza que deje una huella de sinceridad al entregar regalos, servicios, acciones de solidaridad, sentimientos, promesas, etc., dejando una buena impresión desde el primer encuentro.
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 26 de octubre de 2025

