La habilidad de desarrollar pensamiento crítico, es decir, de tener sabiduría para tomar mejores e innovadoras decisiones en momentos de crisis, es una de las cuatro capacidades a desarrollar para triunfar en un entorno incierto de negocios. Las otras tres capacidades en las que impacta el pensamiento crítico y que hay que adquirir ante la incertidumbre por los cambios debidos a la adopción de la Inteligencia Artificial son: 2. Pericia al entender y utilizar la IA y Big Data; 3. Enfocarse y adquirir conciencia de la ciberseguridad; y 4. Buscar la sostenibilidad a través de destrezas ecológicas.
De acuerdo con expertos del FORO ECONÓMICO MUNDIAL, FEM (WEF por sus siglas en inglés), son también 4 las fases para mejorar el pensamiento crítico para que los empleadores orienten a sus colaboradores a adquirir esa destreza: ejecutar, sintetizar, recomendar y generar.
La primera fase para mejorar el pensamiento crítico es cuando las personas convierten las instrucciones en acción. Sin este último paso no puede haber aprendizaje ni consecución de objetivos.
La segunda fase para mejorar el pensamiento crítico es la síntesis, en la que los miembros del equipo clasifican la información y descubren qué es importante, resumiendo los puntos clave de una reunión, por ejemplo.
La tercera, recomendar, se alcanza cuando los empleados pasan de identificar lo que es importante a determinar qué se debe hacer, incluso si sus recomendaciones no se alinean con la opinión del empleador.
Finalmente, la cuarta fase para mejorar el pensamiento crítico se centra en generar, y los miembros del equipo deben crear algo de la nada. En esta fase, se vuelven expertos en traducir la visión en la cabeza de los demás, y en la suya propia, en proyectos que se pueden ejecutar… La lluvia de ideas y el mantenimiento de listas de ideas para compartir son clave en este nivel.
Como se puede ver, los 4 pasos para un pensamiento crítico tienen relación con aprender a tomar decisiones adecuadas en el momento que se vive. Si las decisiones son justas (o al menos no injustas), el aprendizaje de toda la organización es positivo, es decir, abona para la construcción de confianza dentro de la empresa. ¿Y para qué sirve la confiabilidad en relación con ser rentables?
Según el profesor Juan Antonio Pérez López, cuando se mejora el aprendizaje de la persona líder (gestor) dentro de una organización —al dirigir a su equipo—, y los miembros de este se vuelven mejores al obedecer lo mandado por su jefe, entonces la confianza mutua crece.
Efectivamente, “un plan de acción (una orden emitida para alguien) que se lleve a cabo se vuelve consistente (adecuada) cuando hace crecer la confianza entre el decisor y los otros decisores, si como consecuencia de la aplicación del plan y de los aprendizajes que han ocurrido, este señor confía más en este y este señor confía más en estos… Esto significa que existe un incremento en la operacionalidad de los planes de acción por el aprendizaje positivo, ya que les ha acercado más al líder, es decir, se han unido más entre sí y con el líder debido al crecimiento de confianza mutua, de la consistencia”.
Algunos matemáticos y economistas están de acuerdo en que hay cosas que tienen un tremendo valor económico, aunque no son bienes económicos. Les llaman “externalidades” porque no saben cómo definir esos valores.
Por ejemplo, el Premio Nobel de Economía de 1991, Ronald Coase, lo recibió por su “descubrimiento y aclaración de la importancia de los costos de transacción y los derechos de propiedad para la estructura institucional y el funcionamiento de la economía”. La confianza es una de esas cosas no económicas que tienen mucho valor. Efectivamente, cuando se proyectan grandes inversiones, se habla mucho del control de costes, pero pocas veces se habla del coste del control, siendo que uno de los mayores costes de transacción son los procedimientos para asegurar que los contratos de negocios se cumplan. Haciendo un recuento, se puede caer en la cuenta de que el coste del control es altísimo, difícil de registrar y, usualmente, el desembolso en vigilar es superior al ahorro. El gran poeta Oscar Wilde decía que los financistas son personas que lo saben todo sobre precios, pero ignoran todo aquello que tiene valor. Realmente, la confianza nunca se podrá vender ni comprar en el mercado… (“deme una tonelada de confianza…”), porque si se pudiera hacer, sería una buenísima inversión.
Columna de Oinión, La prensa Gráfica, 27 de julio de 2025

