Reinventar la presencia profesional ante un mundo laboral obsesionado con la tecnología

En el mundo hiperconectado de hoy, la marca personal se ha vuelto esencial, especialmente ante el crecimiento de ritmo rápido en la industria tecnológica. Se trata de definir una imagen pública para comunicar nuestra propuesta de valor único y construir una reputación sólida. Pero, más allá del nivel superficial de la autopromoción, la marca personal puede ser una herramienta poderosa para el impacto positivo en las diferentes circunstancias (en el trabajo, lo social y en la vida romántica). Este artículo explora cómo los principios atemporales de conducta ética, acción responsable, equidad, humildad y contribución al bien común pueden dar forma a una marca personal verdaderamente auténtica e impactante en la oficina, sea híbrida o totalmente presente en la sede física.
Quisiera invitar a buscar “resetear” la imagen y talante profesional, buscando trasmitir una marca personal significativa que comunique propósito porque se cultiva un carácter y personalidad definidos. Las competencias clave son: la integridad, la diligencia y la prudencia, que no son solo rasgos deseables, sino esenciales para crecer y moldear quienes somos porque informan nuestras acciones. Por otro lado, una marca personal significativa y fuerte fluye de una vida interior arraigada en principios éticos, lo que refleja nuestro compromiso con la honestidad y la conducta responsable. En los entornos laborales, en especial con alta adopción de tecnología, los dilemas éticos son comunes, lo que hace necesario trasmitir con la imagen y la actitud que se tiene un compromiso sólido con tomar decisiones en el lado correcto. Así, la coherencia en alinear las acciones con los valores y principios que se dicen y sienten se convierte en un poderoso diferenciador, generando confianza y respeto entre colegas y clientes.
Además, un enfoque responsable de la marca personal resalta la acción responsable como una manifestación de administración. Estamos llamados a usar nuestros dones y talentos sabiamente, reconociendo que no son simplemente para nuestro propio beneficio, sino para el mejoramiento de la sociedad. Esto se traduce en esforzarnos por la excelencia en nuestro trabajo, asumir la responsabilidad de nuestros proyectos y utilizar nuestras habilidades para crear soluciones innovadoras que beneficien a los demás. Se trata de ser administradores responsables de los recursos y oportunidades que tenemos, utilizándolos para tener un impacto positivo en el mundo. Esto puede implicar el desarrollo de tecnologías sostenibles, la creación de plataformas accesibles o la tutoría de aspirantes a profesionales de la tecnología.
La equidad debe impregnar también todas nuestras interacciones profesionales. Debemos tratar a todos con respeto, independientemente de su posición o estatus. Esto incluye abogar por condiciones de trabajo justas, promover la diversidad y la inclusión, y desafiar cualquier forma de discriminación o prejuicio. Se trata de evitar los desequilibrios generados por las luchas de poder, sustituyéndolos por un compromiso con la equidad e inclusión, lo que requiere que seamos conscientes de nuestro lenguaje, nuestras acciones y nuestras decisiones, asegurándonos de que reflejen un respeto genuino por la dignidad de cada individuo.
La humildad y el servicio son componentes esenciales del liderazgo auténtico. El verdadero liderazgo no se trata de autopromoción, sino de empoderar a otros y contribuir a algo más grande que uno mismo. La humildad reconoce que nuestros talentos son dones y deben usarse para servir a los demás, no para el engrandecimiento personal, sino también para construir comunidad, guiar a otros y contribuir a una visión compartida. Se trata de anteponer las necesidades de los demás a las nuestras, reconociendo que el verdadero liderazgo tiene que ver con el servicio.
En conclusión, un enfoque verdaderamente impactante de la marca personal significativa no se trata de autopromoción o de construir un imperio personal. Se trata de cultivar un carácter fuerte, practicar la acción responsable, actuar con justicia, servir con humildad y contribuir al bien común utilizando las habilidades y experiencias oportunas para abordar problemas sociales, promover el florecimiento humano y construir un mundo más justo y equitativo. Quizás por eso se logre el éxito profesional, pero sobre todo se tendrá paz y gozo personal y laboral, porque se está dejando una huella positiva en quien nos rodea.

Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 09 de febrero de 2025

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