Desde que inició el 20 de enero en Davos, Suiza, la reunión 2025 del Foro Económico Mundial, me he sorprendido de que hay una actitud diferente hacia no seguir con más de lo mismo desde que empecé a observarlo de cerca (año 2013). Me interesó mucho porque parecía una plataforma interesante adonde se reúnen a pensar y buscar innovadoras propuestas más de 3,000 líderes para tratar de solventar viejos problemas y retos globales. Los participantes de Davos provienen del sector público y privado alrededor de los cinco continentes. El tema de este año es “Colaboración en la Era Inteligente”.
Esta famosa reunión en las bellas montañas nevadas suizas es uno de mis “Areópagos” favoritos modernos (Asambleas o Cabildos) porque llegan líderes de todas las edades, orígenes académicos, ambientes múltiples socioeconómicos, políticos, espirituales, científicos, cívicos, institucionales y empresariales.
Los cinco tópicos fueron:
1. Sostenibilidad y cambio climático. Se puso énfasis en acelerar los esfuerzos por disminuir y prevenir los efectos del cambio climático, buscando usar mejor las tecnologías para reducir las emisiones de carbono, fomentar la energía renovable y promover prácticas empresariales más sostenibles.
2. Innovación tecnológica y digitalización. Sigue presente más que nunca, aprovechándolas para impulsar el crecimiento económico, mejorar la eficiencia operativa y proteger los datos sensibles de individuos y organizaciones. Sigue el foco en la IA, la digitalización y la ciberseguridad.
3. Equidad y justicia social. Son cruciales. Los debates se centraron en reducir las brechas de desigualdad económica y social, garantizar el acceso universal a la educación y la salud, y promover un entorno laboral inclusivo y diverso.
4. Economía global y recuperación post-pandemia. Ya que seguimos viviendo las secuelas de la pandemia de COVID-19, en Davos 2025 se abordaron estrategias para una recuperación robusta y equitativa, proponiendo además políticas fiscales y monetarias y medidas urgentes para apoyar a las pequeñas y medianas empresas afectadas por la crisis.
5. Cooperación internacional y geopolítica. Este punto hizo coincidir a la gente en la urgente necesidad de una verdadera y sincera cooperación internacional para enfrentar los desafíos originados por la violencia desde el Estado y los peligros de las guerras territoriales y comerciales.(1)
Al escuchar a los entrevistados del encuentro de líderes en Davos, me deja la sensación de que la mayoría está admirada por las actitudes de colaboración, el deseo de servir y la genuina búsqueda de sentido de propósito en las exposiciones y paneles de expertos, tanto en la aplicación de las teorías socioeconómicas de forma flexible alrededor de las verdaderas necesidades de las personas, como en los mensajes de los dirigentes empresariales y políticos.
Efectivamente, estos valores se relacionan con la brújula de la ética, la cual señala que la economía está al servicio de la gente, ayudando con este primer principio a que se vuelva menos complejo lo que hay que decidir en cada momento en tiempos de incertidumbre como los actuales, derivados de la aparición de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial en el futuro del trabajo.
Estas opiniones vertidas en los medios sociales y en las noticias en Internet me recuerdan la sabiduría de mi filósofo favorito, don Leonardo Polo, sobre el tema de la economía (traducido por el profesor Juan Fernando Selles): “El ser humano tiene la capacidad de añadir riqueza al mundo porque es un don inagotable” (2). La frase está fundamentada en la idea del potencial creativo ilimitado que le permite generar valor de manera continua. Polo ve a cada persona como un ser dotado de una dignidad intrínseca y una capacidad infinita para innovar y mejorar su entorno, en especial desde el trabajo y las empresas como fuentes de valor compartido y bienestar verdadero de la gente.
La visión de Polo es optimista y humanista; destaca la importancia del respeto y la valorización de la persona humana y su familia para la mejora y crecimiento de sus integrantes. Ofrece una perspectiva profunda y enriquecedora de la economía y la sociedad. Estas reflexiones invitan a una mayor valorización del papel de la empresa como base social, promoviendo un enfoque ético humano para lograr la sostenibilidad en el mundo económico.
Fuentes:
2. Sellés, J. F. (1). Raíces antropólogicas de la economía. Revista Empresa Y Humanismo, 9(2), 159-200. https://doi.org/10.15581/015.9.33324
Columna de Opinión, La prensa Gráfica, 26 de enero de 2025

