Para quienes están en el proceso de realizar la lista de propósitos, déjenme comentar algunas sugerencias de donde elegir algunos, muchos de los cuales provienen de mi experiencia como asesora de marca personal y la mayoría inspirados del libro de la Doctora Marian Rojas Estape que tiene el título: “Encuentra tu Persona Vitamina”. Espero que estas ideas les ayuden de tal forma que permitan proyectar mejor sus cualidades, los sentimientos de su buen corazón, sus talentos en que son expertos y la personalidad original que cada uno tiene para lograr iluminar al mundo y esparcir a su alrededor alegría, paz y esperanza.
Entre las sugerencias que la siquiatra Dra. Rojas Estape sugiere están encontrar y mantener al lado a esas personas que con solo su presencia nos iluminan el día, y que les da el adjetivo de “Personas Vitamina”. Entre las características de este maravilloso tipo de personas están aquellas que se esfuerzan por tener una mirada positiva, optimista y agradecida. Son gente convencida de que la felicidad implica enfocarse en tener una mirada de la realidad positiva realista, es decir, en saber encontrar que la vida es un “vaso medio lleno” y en vez de un “vaso medio vacío”, que solo encuentra el lado malo de las situaciones y en las personas. Ser un “líder vitamina” se relaciona con “patear” el mundo llevando un filtro que permita encontrar aquello que aporte sentimientos de bienestar y equilibrio.
De acuerdo con la Dra. Rojas-Estape, existe una clara diferencia entre las “personas vitamina” y las “personas tóxicas”: Estas últimas personas son negativas y pesimistas, lo que lleva a poner atención en los defectos y errores de los demás. Muchas veces nos exponemos excesivamente a su compañía aun sabiendo que nos perjudican y nos hacen mal. No hay que olvidar que la neurociencia señala que los pensamientos y sentimientos alteran tanto nuestro ser interior (la mente) como el organismo. Al caer en ellos, dejamos de cuidarnos y tratarnos bien, y peor si nos rodeamos de quienes critican. Es una realidad que todos tenemos personas tóxicas en nuestra vida, y el desafío es aprender a gestionarlas, calibrar el espacio que les daremos y cuánto oído y poder. Lo importante es quererlas, pero no necesariamente tenerlas cerca. De ser posible, es mejor evitar seguirlas eligiéndolas, pensando que van a cambiar, pues solamente ellas pueden caer en la cuenta de su negatividad y buscar ayuda para mejorar.
Según la Universidad de Harvard, del 60 % al 80 % de las enfermedades que padecemos tiene relación directa con las emociones tóxicas y lo mismo señala la Dra. Rojas-Estape: “en especial, hay que evitar los pensamientos negativos como ira, rabia, frustración, desesperanza alteran el riego sanguíneo en el centro del optimismo del cerebro, la corteza prefrontal izquierda. Nuestra mente no distingue realidad de ficción, por tanto, cualquier pensamiento que nos aturda, nos obsesione, tiene un reflejo en el cuerpo…”
Efectivamente, cuando se elige ser una persona vitamina, se puede ser consciente de que tener amigos de verdad, de esos que llegan sin ser elegidos por su currículo, ni por sus estudios, sino por lo que generan cuando se está con ellos. En general eso tiene que ver con la pasión, con que despierte en ti ganas de reír, de disfrutar, de compartir… eso es una persona vitamina. Para convertirse en persona vitamina hay que poner apasionadamente el corazón en lo que uno hace, de tal forma que se pueda ejercer un liderazgo inclusivo, abierto, amable, que capacite para alegrarse con los éxitos de los demás y pueda compartir las tristezas de la gente a su alrededor, escuchándolos y comprendiéndoles.
¿Estoy siendo un papá o mamá vitamina para mis hijos, hijas y pareja, vecinos, empleados y colegas? Las personas vitaminas van juntas y contagian. Eligen siempre sumar.
1– Saber y aceptar que los pensamientos negativos no siempre dicen la verdad. En ocasiones pueden ser correctos, pero en muchos otros casos, mienten y nos engañan.
2– Escribir el torbellino de pensamientos en un papel y refutarlos. Por ejemplo, “mi cuñada me odia “. Posteriormente replicar este ejercicio mental: ,“hoy tiene un mal día, en general no es tan dura conmigo “. Puede resultar un autoengaño, pero a la larga realizar este simple ejercicio tiene consecuencias saludables para la mente y para el cuerpo.
3– No adivinar el futuro en negativo, no adelantarse a los acontecimientos, “esta semana seguro que mi jefe tiene un mal día y la toma conmigo “. Esta es la puerta de entrada a la ansiedad: vivir angustiado o preocupado por el futuro. No olvidemos que el 90 % de las cosas que nos inquietan nunca suceden, pero nuestro organismo y nuestra mente los viven y sufren como reales. El cuerpo no distingue realidad de ficción. Un componente fundamental de la felicidad consiste en enfocarse con ilusión y pasión hacia el futuro.
4– No suponer o leer la mente de los demás, “estoy seguro de que piensa esto de mí…”. Por el momento no contamos con poderes mágicos que nos permitan adivinar las opiniones o pensamientos de otros.
5– No traducir cada pensamiento en palabra. No olvidemos que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Dejar una pausa antes de expresar cada opinión, crítica o juicio que cruce la mente.
6– Dar oportunidad a los pensamientos positivos apartando tiempo para meditar o rezar (orar). Esos tiempos de reflexión, breves pero necesarios, ayudan a no crear mal ambiente. Esto conlleva un cambio potente, el de ser capaces de cambiar el lenguaje, sustituyendo por ejemplo “problema” por “desafío”; “error” por “segunda oportunidad”. Hay que emplear palabras que llamen al optimismo como son “alegría, paz, esperanza, confianza, pasión, ilusión… Contagiarse de su entusiasmo. Buscar lo positivo de cada situación. Cualquier circunstancia puede verse en clave de problema o en clave de solución.
7– Rodearse de personas vitamina, que son capaces de alegrar el corazón en segundos.
Columna de opinión, La Prensa Gráfica, 29 de diciembre de 2025

