Si pensamos que el bienestar humano como una moneda de oro, en una de sus caras estaría el trabajo y en la otra el descanso (el ocio de los filósofos griegos). Pero todos conocemos muchas familias y amigos que son tan felices con lo que hace en su trabajo que no se toman vacaciones (cortas o largas). No se dan tiempo para alcanzar el bienestar a través de descansar debidamente de sus tareas diarias porque se sienten realizados aportando y creando nuevos proyectos. Quizás paran de laborar por obligación cuando la ciudad entera cierra por las fiestas nacionales, ya sea de origen religioso o cívico como Navidad y Año Nuevo.
Ciertamente trabajar bien es una actividad que le permite a las personas mejorar en su humanidad, según el filósofo Leonardo Polo en su definición: “Se entiende por trabajo la acción humana a través de la cual el hombre se perfecciona como hombre a la par que se perfecciona la realidad física”. Trabajar es perfeccionarse como hombre y mujer. Se entiende que el mejoramiento humano da en el ejercicio diario de hábitos buenos de la Inteligencia y voluntad, ya sea para estudiar o trabajar con esfuerzo, en donde ambos requieren elevarse continuamente. De lo contrario, cuando se da la ociosidad y la perdida de movimiento, es decir, negación del trabajo y estudio, conllevaran a perdida de perfección (1).
Sin el trabajo el hombre no consigue nada que valga la pena, pero tampoco sin el descanso. El trabajo y descanso son duales; ambos son importantes. Aristóteles decía “el trabajo se consagra con vistas a tener ocio”; el descanso en un fin, el ¿para qué? del trabajo”(2). En esta época, sin embargo, subordinamos el ocio al trabajo, es decir, se deja el descanso para cuando sobra un rato libre olvidando que descansar es fundamental para el bienestar (espacio para que se recupere la naturaleza humana).
Como ser persona es esencialmente ser social, las mejores maneras de descansar son a través de tertulias, charlas saludables y compartir con amistades significativas (buenos amigos). Para un agotamiento físico necesitamos un descanso físico corpóreo y para un agotamiento psicológico necesitamos diversión y aficiones.
Hay muchos modos de descansar y cada uno debe descubrir lo que más le descansa porque no todas las maneras de descansar son iguales ni están al mismo nivel. Unos descansan la naturaleza humana de la fatiga física, el dolor, depresión, desaliento y aburrimiento), otras la esencia (a la inteligencia la ignorancia, a la voluntad los vicios y el apego al propio yo). Dormir es más que descanso corpóreo, es del alma, con el fin de humanizarse más.
En conclusión: ¿El trabajo es para el descanso o descanso es para trabajo? El trabajo es para el descanso porque la acción de buscar descansar es en sí mismo ya una tarea laboriosa porque hay que ponerle creatividad, fecha, plan de cómo será llevado a cabo, lugar, etc. Se vuelve un trabajo: el trabajo de descansar. Sí Dios es una Persona Divina y descanso al séptimo dia porque vio que TODO ERA BUENO, asi mismo la persona humana debe descansar, puesto que es imagen suya.
(1)Las ideas compartidas en esta columna provienen del documento “Trabajo de antropología: El trabajo personal balance de vida trabajo y familia”, presentado en la cátedra de la Dra. Genara Castillo, Universidad de Piura, Perú, por el equipo de maestría formado por Marlen de Jerez, Roger Falconi y Kalena de Velado. El contenido se fundamenta en el artículo Trabajo Personal, relacionado con el libro “Antropología para inconformes”, Capítulo XII, de Juan Fernando Sellés, Madrid, Rialp, 2006, pp. 454-490.
(2)Libro Antropología para inconformes, Capítulo XII, de Juan Fernando Sellés, Madrid, Rialp, 2006, pp. 454-490. Tipos de trabajos.
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 15 de diciembre de 2024

