Es generalmente aceptado por sentido común que para ser felices se necesita conectar con los demás de la mejor manera para poder construir relaciones amorosas duraderas y satisfactorias (en la familia, la pareja, los amigos, el trabajo, la sociedad). Una investigación en curso por la Universidad de Harvard llegó a la conclusión que valorar el amor por encima de todo es uno de los elementos más importantes para lograr la felicidad.[1][2]
Entre las claves para conectar están el saber utilizar efectivamente los diferentes lenguajes de comunicación, entre ellos el lenguae sin palabras de los gestos humanos. De allí la importancia sensata que conviene dar a la imagen que con que nos mostramos a los demás o como se le llama modernamente, el cuidar la marca personal. Efectivamente, una presencia confiable, amable y atractiva tiene más posibilidad de dejar una huella positiva en la gente. Ser respetuosos a través de gestos cordiales nos permiten se percibidos como quien tiene algo dentro valioso para compartir, en especial el atractivo de la cercanía para poder comunicar mejor lo que somos y dar a conocer las competencias/habilidades/experiencias para liderar, servir y hacer crecer a los demás, especialmente si va acompañado de un sincero interés y aprecio/amor por la otra persona.
Desde el punto de vista de la ciencia de la Antropología Trascendental, el cuerpo humano es parte del universo, pero no se diluye ni confunde con el hábitat en que se encuentra… De acuerdo con el Dr. Francisco Moya, Médico Especialista en Radiología y fundador del método científico de la Palingenesia (Palin=Volver a Genesia=Nacer), “la Física, la Química, la Filosofía, la Metafísica…, se dedican al estudio de la Naturaleza y, por tanto, no contienen entidad suficiente para explicar a la Persona Humana. Solo una Antropología clara puede explicar a la Persona desde todas y cada una de sus características. Consideramos que la Persona no es más de lo mismo de lo que encontramos en el cosmos, que en la Persona hay “algo más”, hay “un además”. Que ese además solo se puede encontrar haciendo introspección en la propia Persona y para ello hay que abandonar el límite mental y adentrarse en niveles profundos de conocimiento. A través de esos conocimientos presentes en el interior de la Persona podemos llegar hasta su Centro Íntimo».[3]
De acuerdo con el Dr. Moya, investigador del cuerpo como el máximo gesto humano personal, la enfermedad, los conflictos, los desaciertos continuados, los sueños… “son un mensaje, una expresión simbólica, originada en el Centro Íntimo de la Persona para avisarnos que debemos cambiar en algo, si queremos actuar siguiendo el verdadero sentido personal de nuestra vida. Son mensajes internos, desde ese conocimiento profundo superior, que nos obligan a centrarnos, nos obligan a actuar según el verdadero sentido de nuestra vida, que está dictado por ese Centro Íntimo. Esas llamadas simbólicas serán tanto más fuertes y graves cuanto más nos desviemos de nuestro camino personal”[4].
Se puede agregar que vale la pena incursionar en la intimidad para responder a sus inquietudes más grandes pues solo viajando al fondo tiene la posibilidad de conocerse al encontrarse allí con los tres elementos trascendentales originales y únicos, a saber, el amor, la libertad y el conocer personal. Esta estructura de nuestro corazón la podemos llegar dar a conocer a los demás por los gestos de mi cuerpo humano, sí somos capaces de mostrar la sabiduría personal tras abandonar el límite mental (o el aprender a conocer el universo más allá de la racionalidad).
[1] Suscrito por George Vaillant, psiquiatra y profesor de la U. de Harvard, encargado parcial entre 1972 y 2004
[2] Coherence Between Feelings and Heart Rate: Links to Early Adversity and Responses to Stress Kate Petrova, Michael D. Nevarez, Jenna Rice, Robert J. Waldinger, Kristopher J. Preacher & Marc S. Schulz. A nearly 80 years Harvard study that has been showing how to live a healthy and happy life.
[3] Saluddelapersona.com
[4] Palingenesia Anatheoresis y Antropologia Trascendental
Columna de opinión, La prensa Gráfica, 6 de octubre de 2024

