El poder de las palabras es grande

Escuché la anécdota de una mujer cafetalera que tenía extensiones en donde sembraba café. En la casa principal y en los alrededores suelen vivir los empleados en contrato permanente, siendo costumbre que residan familias enteras en la parte de las construcciones dedicadas a este fin. La historia se relaciona con el grupo familiar que vivía en la finca de al lado. La dueña en cuestión miraba a los pequeños del vecindario en un estado de extrema pobreza, con sus ropas y apariencias que lo manifestaban claramente… así que muchas veces en su camino a inspeccionar los trabajos de recolección de la cosecha del grano de su propiedad se detenía a entregar leche y golosinas a los chiquitines vecinos, acompañando el gesto con palabras de motivación: “Tú puedes ser grande… tú decides tu futuro… ¿Cuál es tu sueño?” Pasaron los años y en cada visita frecuente a la vecina familia repetía la acción y las frases. Con el tiempo, uno de los niños aquellos creció hasta ser un joven responsable que estudiaba un técnico y laboraba exitosamente en un buen empleo, le contó a una amiga en común acerca de la huella efectiva que la conducta sencilla de aquella señora joven cafetalera dejó en la vida de él, desde ese momento…

Efectivamente, hemos escuchado el dicho que sugiere que “a palabras necias, oídos sordos” refiriéndose a no dejar que nos afecte la autoestima cuando alguien se refiere a nosotros con un léxico de insultos, agravios, maldiciones, de actitudes de enojo, denigraciones u otra serie de agresiones a la dignidad personal para que no dejen una herida irreparable al interior, en especial si son dirigidas a un niño o una niña. Pero también estamos consciente del poder que tienen (según la ciencia de la neurología), las palabras positivas tienen el poder de transformar el interior del corazón, como fue el caso anterior.

El Papa Francisco lleva el bienestar social y personal al siguiente nivel e insiste en dar mensajes o palabras amables a los demás, invitando a que muestren el amor de misericordia, de tal forma que seamos ante la gente testigos de la ternura de Dios en el lugar que se tiene en el mundo. Con esta exhortación, el líder espiritual del cristianismo católico muestra un camino para alcanzar la concordia entre los vecinos, las comunidades y los pueblos, ya que sabemos que desde siempre la construcción de paz en la sociedad está relacionada con encontrar terreno común donde establecer acuerdos básicos de principios éticos compartidos.

El Santo Padre señala la hoja de ruta de transformación social por medio de su encíclica “Fratelli Tutti”, para que seamos capaces de poner en marcha un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en palabras e intenciones bonitas. Comparto las 10 claves:

1. “Entre todos soñemos juntos con una misma tierra que nos cobije a todos, cada uno sin dejar la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno su propia voz…” (Punto 8).

2. Devolvamos la esperanza. “Vemos cómo impera una indiferencia cómoda, fría y globalizada… El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza… sino que es la cercanía, la cultura del encuentro…” (Punto 30).

3. Reconstruir este mundo que nos duele. “La parábola del buen samaritano es un ícono iluminador, capaz de poner de manifiesto la opción de fondo que necesitamos tomar para reconstruir este mundo que nos duele…” (Punto 67).

4. Redescubrir la fraternidad. “La fraternidad tiene algo positivo que ofrecer a la libertad y a la igualdad” (Punto 103).

5. Todos en la misma barca. Querer cuidar el medio ambiente debería obsesionarnos también, “que en cualquier lugar haya personas y pueblos que no desarrollen su potencial y su belleza propia a causa de la pobreza o de otros límites estructurales…” (Punto 137).

6. Hacia una civilización del amor. “A partir del amor social es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados… El amor social es una fuerza capaz de suscitar vías nuevas para afrontar los problemas… para renovar profundamente desde su interior las estructuras, organizaciones sociales y ordenamientos jurídicos” (Punto 183).

7. La importancia del diálogo. “¿Qué sería del mundo sin ese diálogo paciente de tantas personas generosas que han mantenido unidas a familias y a comunidades?” (Punto 198).

8. Artesanos de la paz. “Cada uno juega un papel fundamental en un único proyecto creador, para escribir una nueva página de la historia, una página llena de esperanza, llena de paz, llena de reconciliación” (Punto 231).

9. Podemos perdonar. “El perdón libre y sincero es una grandeza que refleja la inmensidad del perdón divino”. (Punto 250).

10. Ir al encuentro. “Pido a Dios que prepare nuestros corazones al encuentro con los hermanos más allá de la diferencia… que unja todo nuestro ser con el aceite de la misericordia que cura las heridas de los errores, de las incomprensiones, de las controversias; la gracia de enviarnos, con humildad y mansedumbre, a los caminos, arriesgados pero fecundos, de la búsqueda de la paz” (Punto 254). [i]

La señora joven cafetalera de esta columna es ahora una anciana bien mayor y amable que padece de senilidad… esa mujer es mi madre y me acaban de contar ese relato.

[i] https://opusdei.org/es-es/article/fratelli-tutti-fraternidad-amistad-social/

Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 23 de junio de 2024

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