Una imagen personal que proyecte un propósito claro y una visión positiva

El poder del Lenguaje no verbal es tan poderoso que “habla” a quien está presente mucha información sobre nosotros “sin pronunciar sonido alguno”. Es decir que se puede aprovechar la eficiencia del lenguaje de gestos para darnos a conocer y conectar con los demás en la era digital e híbrida. Por lo tanto, el desafío es reinventar la propia imagen personal para que proyecte de manera clara el propósito, el talento creativo y la visión positiva que cada uno tiene para que se facilite construir mejores y satisfactorias relaciones amorosas, familiares y laborales.

Cada persona tiene sed por encontrar el bien, la belleza y la verdad en todos sus ámbitos de desempeño. Existen nativamente en cada individuo grandes anhelos por tener una vida buena, poder disfrutar de las cosas bellas y le traten con sinceridad (que no le engañen); le amen profundamente y por amar igualmente de esa manera; así como por dejar una huella de servicio con su trabajo o dinero; y de lograr en su existencia ser feliz y dar felicidad a los que ama. El ser humano busca la unidad y coherencia en todos los roles que tiene porque “es un ser sistémico porque sus dimensiones están vinculadas”. (Frase de Marco Antonio García, XXI ENCUENTRO EMPRESA POLIANA LOS RADICALES HUMANOS EN LA EMPRESA, youtube.com).

Reinventarse incluye cambiar el diálogo interno o auto valoración de sí mismos. Es equivalente buscar conocernos de verdad esforzándose por responder a la pregunta “¿Quién soy?” Así logrará redescubrir o ver que es un regalo para el universo por su singularidad y autenticidad auto motivándose a crecer hacia su mejor versión. Buscar afanosamente conocerse ya lo aconsejaba hace siglos el filósofo griego Sócrates a su discípulo Alcibíades: “Confía en mí, ingenuo amigo, y también en la máxima de Delfos: Conócete a ti mismo… Al prescribirse este conocimiento lo que se nos ordena es el conocimiento de nuestra alma…”

Quisiera compartir algunos planteamientos de Marco Antonio García, catedrático de la Universidad del Istmo en Guatemala, quien plantea en su tesis doctoral las ideas del gran pensador Leonardo Polo sobre la persona y el trabajo, proponiendo concepciones del ser humano que se pudieran complementar entre sí pero que se ordenan de forma jerárquica. Sus propuestas me parecen útiles para conocernos ya que explica fundamentaciones antropológicas (o radicales le llama él) que nos ayudan a conocernos mejor y a descubrir cuáles son las motivaciones dentro del propio corazón o intimidad. Mejoran la autoconciencia del diálogo interior para estar alertos de no caer (o salir más rápido), en el “síndrome del impostor” o en la arrogancia o del perfeccionismo, el materialismo o la vanidad. Facilita caer en la cuenta si estamos valorándonos adecuadamente y diagnosticar qué clase de motivaciones hay detrás de lo que pensamos, sentimos y hacemos.

De acuerdo con don Antonio, hay tres propuestas antropológicas o radicales para describir quién es el ser humano. Están la propuesta griega, la propuesta moderna y la propuesta cristiana. En la primera los clásicos pensadores griegos “proponen el hombre (varón y mujer) es perfectible con la acción. Es una antropología optimista en que cada ser humano puede ejercer actos virtuosos. Es un principio creciente, dinámico, no fijo. Cada individuo ya es antes de actuar”. La segunda propuesta es la antropología cristiana que propone que el ser humano (varón o mujer) “es un ser personal capaz de destinarse”. Eleva y completa la definición de ser humano porque descubre la concepción de persona que es, describiéndola como efusiva: libre y de carácter. Le describe a cada ser humano (varón y mujer) un coexistente: capaz de vincularse con Dios y los demás humanos. Es la antropología más radical y completa. Y la tercera propuesta antropológica es la moderna y materialista. Presenta al ser humano como un vacío que se valora con el resultado. “Es la antropología de menor altura. El ser humano (varón y mujer) es un vacío y el resultado le da valor (lo que hace). Presenta a cada individuo como incapaz de virtud porque solo se mueve por interés. Es el predominante en la actualidad”. (XXI ENCUENTRO EMPRESA POLIANA LOS RADICALES HUMANOS EN LA EMPRESA, youtube.com).

Si utilizamos cada una de las concepciones cuando nos auto valoramos, estaríamos definiéndonos desde una calificación baja, intermedia y elevada. En la antropología moderna seríamos un “animal de necesidades”. En la antropología griega seríamos “un animal racional”; y en la antropología cristiana, una persona corpórea”. (XXI ENCUENTRO EMPRESA POLIANA LOS RADICALES HUMANOS EN LA EMPRESA, youtube.com).

¿Cuál definición es más verdadera y amplia para utilizarla en la reinvención de una imagen personal que proyecte un propósito claro y una visión positiva?

Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 5 de mayo de 2024

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