Solemos pensar que quien se comunica mejor es aquella persona a quien le gusta hablar, pero en realidad lo que convence es la actitud. Ciertamente, más allá de lo que se dice está el poder de la comunicación no verbal porque el gesto humano no miente. Así lo afirma el psicólogo Paul Ekman, catedrático de la Universidad de California por 30 años, a quien se le considera codescubridor de las “micro expresiones” faciales junto a Wallace V. Friesen, las cuales pueden utilizarse para detectar las mentiras con cierto grado de confiabilidad. Sus investigaciones son la base de programas y documentales.
En la vida diaria nuestras relaciones con clientes, pacientes o alumnos empiezan a existir a través de una comunicación no verbal: la que establecemos con nuestra presencia. La presencia opera a través de la apariencia, de aquí el interés que tiene la apariencia con que nos presentamos ante los demás: nuestro vestuario, el porte, el gesto, el tono de nuestra voz al hablar, los chistes que decimos, el modo de obrar o nuestro ejemplo al final. En esta línea va la tesis del Dr. Albert Mehrabian, psicólogo y profesor emérito en UCLA, quien llevó a cabo experimentos sobre actitudes y sentimientos y encontró que en ciertas situaciones la comunicación verbal es altamente ambigua ya que solo el 7 % de la información se atribuye a las palabras, mientras que el 38 % se atribuye a la voz (entonación, proyección, resonancia, tono, etcétera) y el 55 % al lenguaje corporal (gestos, posturas, movimiento de los ojos, respiración, etcétera).
Desde el punto de vista de la ciencia de la Antropología Trascendental, el cuerpo humano es parte del universo pero no se diluye ni confunde con el hábitat en que se encuentra… De acuerdo con el Dr. Francisco Moya, médico especialista en Radiología y fundador del método científico de la Palingenesia (Palin=Volver a Genesia=Nacer), las ciencias físicas y biológicas no pueden explicar suficientemente al ser humano, solamente “una antropología clara puede explicar a la persona humana desde todas y cada una de sus características. Consideramos que la persona no es más de lo mismo de lo que encontramos en el cosmos, que en la Persona hay algo más, hay ‘un además’. Que ese además solo se puede encontrar haciendo introspección en la propia Persona y para ello hay que abandonar el límite mental y adentrarse en niveles profundos de conocimiento. A través de esos conocimientos presentes en el interior de la Persona podemos llegar hasta su Centro Íntimo”.
Si llevamos la importancia de los gestos corporales y de la comunicación no verbal al contexto de la marca personal y profesional en las empresas, esto significa que tiene mucha fuerza el cómo nos desenvolvemos y presentamos visualmente para poder influir significativamente en ser percibidos positivamente o no. Desde la manera en que nos vestimos hasta nuestros gestos y posturas, todo comunica algo sobre quiénes somos, cómo nos autovaluamos y qué proyectamos.
La importancia de presentarse con dignidad se basa en la idea de que la imagen tiene un gran poder motivante y es el vehículo de una parte importante de la cultura. En todas las culturas se ha valorado la importancia de la comunicación a través de imágenes, no digamos de una imagen elegante porque permite proyectar riqueza multidisciplinar, armonía y equilibrio de carácter y de cuerpo. Por lo que buscar vestirse para proyectar una imagen y actitud elegante tiene mayores posibilidades de ser percibidos como líderes confiables que llevan a cabo lo que se proponen. La máxima expresión de comunicación no verbal se logra cuando coinciden la elegancia interior con la exterior.
Es crucial poner atención a las primeras impresiones porque es la que cuenta para convertir el encuentro inicial en el momento de conexión personal más impactante donde alguien nos ve y empieza a percibir algo de lo que somos en verdad, para inaugurar una relación social duradera (o no). En el encuentro del inicio hay que dejarse conocer de forma amplia y holística para que el interlocutor sepa apreciarnos. Es dar una oportunidad a que empiece en los ojos de quien mira un sentimiento de confianza, lo que conlleva luego a formarse un juicio, y con este, una valoración, un afecto y un conocimiento por medio de los cuales inspiraremos competencia y mereceremos respeto. La imagen o marca personal “habla y convence sin tener que abrir la boca”. De aquí el dicho: “Como te ven, te tratan”.
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 27 de marzo de 2024

