Un corazón enamorado

¿Qué hay en el mapa del amor dentro de quien sabe aceptar y dar amor? ¿Cómo es el corazón de una persona enamorada? Responder a estas interrogantes está radicalmente relacionado con encontrar el propósito vital y el sentido o valor propio junto con el de los demás.

En esta columna no pretendo haber encontrado la verdad absoluta, sino realizar homenaje y testimonio de agradecimiento a Leonardo Polo (gran pensador) por sus escritos y aporte al campo de la ciencia de la Antropología Trascendental. Reconozco que sus ideas me ayudaron a conocer mejor quién soy. Gracias a este generoso filósofo he descubierto que lo que hay en lo más profundo del interior humano es un corazón enamorado, así como que el motor de crecimiento y la principal vocación humana es amar. Según Polo, la tarea de conocer al ser humano se puede comparar con la labor artesana de pelar las capas de una cebolla, desgajando cada piel hasta llegar al centro donde se aloja un corazón que acepta-da-recibe amor, que se manifiesta en forma original e irrepetible enamorado y que busca incansablemente en su vida la belleza, la verdad y la bondad al ser imagen y reflejo de Dios.

Gracias a la profundización y aportación de los planteamientos antropológicos de don Leonardo, yo he podido pensar más allá de mis creencias limitantes, dudas, miedos, tabúes y prejuicios sobre mí misma para llegar a mi verdad personal más profunda a través de su método de pensamiento denominado «Abandono del Límite Mental» (ir más allá de la Presencia Mental), para conocer mejor la realidad. Ciertamente, es deseable saber quién somos y para ello Polo describe quién es el ser humano: Un espíritu en el tiempo que co-existe en el universo como su habitante. «Somos una persona que habita el cosmos, no como un mero animal racional, pero tampoco solo como una persona corpórea; sino una persona abierta hacia fuera, radicada en principios; dueña de un cuerpo y capaz de actuar, por estar situada entre posibilidades factivas». He podido redescubrirme con mayor claridad como un regalo original e irrepetible para el mundo (al igual que cada persona), de tal forma que puedo llegar a reconocer, comunicarme o conectar mejor con los otros dones o regalos semejantes como son mis prójimos.

De la mano de Polo pude vislumbrar que la real autovaloración facilita con mayor profundidad alcanzar el altísimo valor propio y de los semejantes para convivir con mayor respeto y amabilidad en cualquier situación, construyendo confianza, prestigio profesional y mejores relaciones interpersonales en el hogar, la familia, el trabajo y la sociedad a través de la coherencia entre lo que se piensa, se habla y se actúa al estar consciente de la alta dignidad. Consecuentemente, sobre la base de las ideas de Polo, ahora existe el concepto de la marca personal tan frecuentemente mencionado en mi campo laboral especializado de asesora de imagen y etiqueta corporativa.

Desde la Antropología Trascendental vista en forma panorámica, Polo plantea que las manifestaciones y el cuerpo humano son un símbolo o medio de comunicación no verbal que remite a lo más profundo del interior personal posibilitando conectar con el de los demás, es decir, comunicarse de intimidad a intimidad, de corazón a corazón. Aquí es donde se fundamenta mi planteamiento de que la marca personal de mis clientes ha de estar cimentada en unificar y proyectar en su imagen la esencia, la sindéresis y el lenguaje no verbal de forma consciente (libre) para que proyecte tanto los valores éticos universales como la originalidad personal de manera que inspiren a los demás y facilite a mis asesorados ser percibidos en sus esfuerzos por crecer hacia su mejor versión. Unificar equivale a ser coherentes lo cual facilita la comunicación interpersonal al facultar que nuestro gesto corporal (comunicación no verbal) remita a nuestro valor real o denominado «marca personal» modernamente.

De acuerdo con este enfoque panorámico de las ideas antropológicas de Polo, me parece que la comunicación sería un intento por transparentar mejor la luz de cada persona, sirviendo a la esencia y naturaleza humana para que revele mejor a la persona detrás. Polo me ha ayudado a construir junto a mis clientes un nuevo proceso de autodescubrimiento que permite pensar más allá de creencias limitantes y revelar la persona detrás de sus manifestaciones y del gesto de su cuerpo, empezando por su dignidad (sana autoestima y autovaloración); su propósito, su vocación profesional (en qué se es bueno o el talento original); qué legado quieren dejar; sus hobbies, sus amores, sus gustos, su cultura, su familia, en fin, toda la novedad que significa para el universo ser persona original, y a qué no se reduce: a su naturaleza, ya que es un «además» de lo que se ve. (Revista n.º 11, año 2023. REVISTA ESTUDIOS FILOSÓFICOS POLIANOS).

Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 11 de febrero de 2024

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