Por mi experiencia como asesora de imagen de líder confiable dentro de las empresas, frecuentemente me encuentro con una inquietud entre mis clientes: ¿Cómo puedo superar la dificultad de ser yo misma dentro del ámbito empresarial? ¿En qué momentos puedo ser auténtico y cuándo no? ¿Depende de la cultura de las organizaciones facilitar el ambiente para que la gente se sienta en confianza al sentirse aceptadas sin ser juzgadas?
Es complejo dar respuestas fáciles porque depende de cada individuo y negocio. Por regla general, quienes tienen alta trayectoria por sus logros exitosos se sienten cómodos mostrándose tal como son, incluyendo su vulnerabilidad además de conquistas, títulos y notoriedad. Por otro lado, quienes son menos famosos tienen menos influencia o menor claridad de su identidad se encontrarán menos seguros para darse a conocer fácilmente o incómodos dependiendo del contexto. Mostrar la personalidad real ¿es debido al éxito, o es ser reconocido como líder exitoso lo que provoca tal comodidad mostrándose trasparente?
En un mundo que experimenta un cambio de época me gustaría reflexionar sobre cómo los dirigentes empresariales pueden influir con su imagen auténtica para construir entornos laborales en que la gente se sienta incluida, feliz, aceptada y ser, por tanto, productiva. El objetivo será fortalecer o construir cultura con una fuerte vivencia de valores unida a un propósito claro, que ayude a crecer a las personas a la vez que moldea su carácter, paralelo al establecimiento de políticas organizacionales que desarrollen, acompañen e integren la vida y la trayectoria profesional de sus colaboradores.
Estas consideraciones llevan a ir concluyendo algunas tareas que permitan que los miembros de equipos se sientan cómodos para ser auténticos:
1. El líder deberá tener claro cuál es su propósito al actuar para influir en la organización. Recuerdo una vez que preguntaron a los jóvenes de la famosa banda coreana BTS cuál era la inspiración de su música, contestando que su propósito era dar mensajes de esperanza y ayudar a otros músicos a ser exitosos. En otro caso, pregunté a un sencillo encargado de mensajería en un negocio de edificación de carreteras cuál era su papel allí y contestó que era «la construcción de un mejor El Salvador». El líder principal había trasladado el propósito a todos.
2. El líder no humillará ni castigará los errores de quienes actuaron con iniciativa para influir la incubación de innovación. Me contó un CEO en uno de los mejores «call center» de Centroamérica que se les daba una día al mes libre para que salieran a descansar con la idea que trajeran una idea novedosa para implantarla para mejorar los procesos o realizar pequeños cambios, impulsando la competencia departamental por la innovación al crea espacios de confianza y justicia en dar créditos por aciertos y enseñar a través de las equivocaciones.
3. El líder ha de fomentar comportamientos respetuosos a través de la etiqueta, educación y buenas maneras, comenzando por la Alta Dirección. En un evento organizado hace varios años por la embajada de Canadá sobre la importancia de la ética en el Estado, la sociedad y los negocios, se invitó a más de 15 expertos y académicos a dar sus perspectivas sobre la importancia de los comportamientos éticos en los proyectos de mejora del Bien Común para que estos sean sostenibles, indistintamente los realizara el gobierno, la empresa o la sociedad. Uno de los profesores de más prestigio señaló que el primer nivel de ética en una sociedad u organización del Estado o empresa es la civilidad (es decir, la urbanidad, la cortesía o la amabilidad de los ciudadanos).
4. El líder ha de saber comunicar a través del ejemplo para influir la vivencia de los valores de la organización y construir confianza. Todos sabemos que las palabras son baratas y se las lleva el viento…
5. Un líder no puede esperar que la empresa haga buenos negocios en entornos de escasez. Existe un dicho africano muy gráfico: «Un hombre rico en medio de mil personas pobres es un hombre pobre». La explicación es que si te logras superar y otros no prosperan, la gente necesitada te pedirá repartirles lo que crees que es solo tuyo y de la propia familia entre esas mil gentes, lo cual llevará que se caiga en la miseria. Por lo tanto, lo humano es «no solo dar el pescado sino enseñar a pescar…». Hay que invertir en construir la vida de las personas de tu comunidad. Todos ganan y están seguros unidos.
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 4 de diciembre de 2023

