Como asesora de Branding Personal y Corporativo, he podido palpar en los 20 años de trabajo de tratar a mis clientes líderes en el proceso de reinventar su marca personal que uno de los rasgos comunes de los dirigentes más queridos, confiables y respetados es el de contar con una alta dosis de sentido del humor a la hora de presentar proyectos importantes y al realizar negociaciones cruciales.
Efectivamente, existen documentos que van por esta línea. Por ejemplo, varias investigadoras de universidades judías, entre ellas Miron-Spektor, mujer muy reconocida en Israel, quien se desempeña como docente en áreas de Management: Comportamiento Organizacional, Negociación y Valores en el Ámbito Laboral. La profesora Miron-Spektor ha escrito junto a otras catedráticas diversos «Documentos Académicos» («Papers»), además de varios libros como el titulado: «Sentido del humor y creatividad» («Humor and Creativity», Emuna El, Taylor & Francis) y un «Libro Digital» (e-Book), con el tema: «La psicología del humor en el trabajo» («The Psychology of Humor at Work», 2016).
El gran profesor de Antropología Trascendental, Leonardo Polo, estudió los rasgos que ha de cultivar un dirigente dentro de una organización para hacerla más humana: «Una empresa es un proyecto… y no cabe proyecto sin esperanza. Así que primero podemos revisar cuáles son los ingredientes de la esperanza. Por lo demás, tales componentes están en todos los relatos de la literatura épica clásica, los de la literatura, como Ulises o Caperucita Roja, los de la histórica, como Cristóbal Colón o Magallanes, o los de la espiritual-religiosa, como Abraham o San Josemaría». (Documento Académico del profesor Juan Fernando Selles, comentando los aportes de Leonardo Polo).
«La primera dimensión de la esperanza es el optimismo: no hay esperanza sin optimismo; también al revés: el único optimismo legítimo es el que se encuentra en la esperanza. El optimista sabe que hay mucho que hacer y que se puede llevar a cabo para mejorar la realidad, la historia, la humanidad. La esperanza está integrada por el optimismo, pero no se trata de un optimismo cualquiera, sino que mira hacia el futuro, no inmediato sino lejano (grandes proyectos a largo plazo), el cual incluye un ponerse a prueba en una aventura, un salir de la situación presente en busca de otra mejor. En suma, el que vive la esperanza afirma que estamos en un mundo mejorable y por eso no se instala en el presente, sino en el trayecto que conduce a mejorar. El optimismo como un ingrediente de la esperanza es un optimismo insatisfecho, inconforme. Como la empresa no la conforma una sola persona, el optimismo no puede ser solo de uno, sino del equipo que conforme la empresa, de sus trabajadores, de sus proveedores y hasta de sus clientes… Otro ingrediente de la esperanza es la alegría. La alegría no es de uno solo. El que se cuenta un chiste a sí mismo no se ríe. Uno se alegra con los demás, y no solo de sus chistes, sino sobre todo de su crecimiento porque ese crecer de los demás le ayuda también a uno a crecer; se alegra con el equipo, con la empresa, con las iniciativas ajenas insospechadas para uno. De este proyecto esperanzado depende en buena medida la alegría del mundo, no solo la propia, porque de momento no hay filosofía que arroje más luz sobre Dios, sobre el ser humano, y el mundo. A más conocer, más amor y más alegría. Este proyecto esperanzado alegrará a muchos…» (Documento Académico del profesor Juan Fernando Selles, comentando los aportes de Leonardo Polo).
Cada quien ha experimentado al menos una vez en su vida haber conocido a un líder que «le mueve el piso» y por quien se está dispuesto a seguirle hasta alcanzar el sueño o empresa que se comparte… Podría estar de acuerdo conmigo que de él o ella se recuerdan fácilmente los momentos que más nos han resonado profundamente… Y es que vivir junto a alguien que es coherente entre lo que piensa, siente y actúa normalmente se confía casi inmediatamente, lo significa que cada ser humano tiene la capacidad de crecer y desarrollarse sin límite, casi infinitamente, independiente de la edad, en buenos hábitos de pensamiento cognitivo así como de virtudes en su voluntad, incluyendo su cuerpo humano que también se madura y mejora, enriqueciendo con ello el alma y el espíritu. Con este talante, es fácil comprender que puedan tener un corazón generoso para perdonar rápidamente y tener memoria mala para recordar traiciones o que comete errores pero que es valiosa y noble como ser humano. Al menos a mí me lo parece inspirada en las ideas de mi profesor favorito, Leonardo Polo.
Les dejo con algunas de sus frases y definiciones: «Cada uno de nosotros es un nombre que solo conoce Dios»; «La verdad no tiene sustituto útil»; «La libertad no es arbitrariedad»; «La soledad es la muerte de la libertad»; «La ética no es para tontos»; «El hombre libre corre el riesgo de equivocarse»; «En cuanto el hombre está por medio, las cosas no funcionan mecánicamente»; cada persona es original e irrepetible con un sitio privilegiado en el universo, donde se desenvuelve como «un espíritu en el tiempo».
Columna de Opinión, La Prensa Gráfica, 01 de octubre de 2023

